Del latín prodigium, prodigio es una cosa especial o rara, un suceso extraño que excede los límites de la naturaleza o una persona que tiene cualidades extraordinarias. Por ejemplo: «Las condiciones climáticas de este lugar son un prodigio que tenemos que aprovechar», «Un niño prodigio de sólo diez años ha sido aceptado en la universidad por su elevado coeficiente intelectual», «Este muchacho es un prodigio: ya tiene cuatro títulos y todavía no ha cumplido los veinte años».
La consideración de lo prodigioso depende de la cultura y de la subjetividad de cada persona. Lo que puede ser maravilloso (fuera de lo común) para un sujeto, puede resultar habitual o frecuente para otro. Para un hombre de una tribu aborigen que ha pasado toda su vida en medio de la selva, ver volar a un avión resulta un prodigio, mientras que lo mismo es común para alguien que vive en una gran ciudad.
A lo largo de la historia, muchos fenómenos naturales fueron considerados prodigios y se les buscaron explicaciones mágicas. Los terremotos, los eclipses, los avistamientos de meteoritos y los rayos o relámpagos son algunos de ellos, que luego dejaron de ser tomados como prodigios ya que el ser humano fue capaz de entenderlos a través de la ciencia y la razón.
Niño prodigio
Se conoce como niño prodigio a quien domina algún arte o ciencia a edad temprana. La habilidad de estos niños puede compararse con la que tienen los adultos, siendo lo extraordinario la corta edad del prodigio.
La música, el ajedrez y las matemáticas son algunas de las disciplinas donde suelen trascender los casos de los niños prodigio. Muchas veces, estos excepcionales individuos mantienen su condición fuera de lo común en la adultez y se transforman en verdaderos genios que quedan en la historia, como Jorge Luis Borges (quien escribió su primer cuento a los siete años) y Wolfgang Amadeus Mozart (capaz de leer y componer música, tocar el violín y el clavicordio a los seis años).
Aprovechar el potencial
Si bien el propio término prodigio indica que estas características no son comunes en un niño, existen muchas personas con habilidades extraordinarias de las que llegan a hacerse conocidas. La primera razón puede ser la relación que tengan con sus mayores, con quienes se encarguen de su crianza; los padres que pasan poco tiempo con sus hijos, a menudo ignoran gran parte de sus inquietudes y de sus virtudes, y en estos casos las posibilidades de desarrollo son menores.
Además de la falta de contacto con sus padres o tutores, una situación económica precaria y la ausencia de recursos y estímulos intelectuales pueden ser otra razón por la cual un potencial niño prodigio acabe desperdiciando sus dotes. Si nace un Mozart en un entorno de pobreza y sin acceso a instrumentos musicales ni educación que le muestre el mundo fuera de los límites de su vida, es probable que jamás descubra quién podría haber sido si hubiese recibido las herramientas adecuadas.
La atención a los prodigios
Sin embargo, algunos estudios demuestran que estos individuos presentan una actitud mucho más inquieta que su entorno, que viven de una manera más intensa y perceptiva que sus padres y hermanos, lo cual puede entenderse como una señal de que algo no va bien, como si una parte de ellos quisiera exteriorizar que falta algo en sus vidas para alcanzar la plenitud.
Esto puede representar la salvación para aquellos niños que reciban la atención necesaria, que se crucen con una persona capaz de ayudarlos, de proporcionarles los recursos para desarrollar sus habilidades. Pero lo más normal es que el virtuosismo frustrado se convierta en resentimiento y éste se canalice en forma de una constante rebeldía, a simple vista injustificada. En otras palabras, muchos potenciales niños prodigio se convierten en delincuentes o en seres conflictivos por no haber nacido en la familia adecuada.