Psoriasis es la denominación otorgada a una enfermedad que afecta la piel. Se trata, por lo tanto, de una dermatosis (el tipo de trastorno caracterizado por erupciones, forúnculos y manchas en la piel).
La palabra que ahora nos ocupa tiene su origen etimológico en el griego. Y es que se encuentra conformada por tres componentes de dicha lengua:
- El término psora, que puede traducirse como «sarna».
- El sufijo -ia, que es equivalente a «cualidad».
- El sufijo -sis, que se emplea para indicar «acción».
Origen de la psoriasis
El origen de esta patología está en el momento en el que los linfocitos T, que se encargan de proteger al cuerpo de todo tipo de infecciones y bacterias, realizan una actividad indebida que da como resultado que la piel se vea perjudicada con hinchazón y demás consecuencias adversas que trae aparejadas la psoriasis.
Existen diversas causas que pueden provocar la irrupción de la psoriasis. Trastornos del metabolismo, una infección, rasguños y el estrés son algunos de los motivos que pueden desembocar en el desarrollo de la psoriasis o en un aumento de la agudez de la misma.
Sus síntomas
La psoriasis suele ser crónica e implica la inflamación de la piel, provocando diferentes clases de lastimaduras que pueden evolucionar de distintas formas. La aparición de estas marcas puede producirse en diversas zonas del cuerpo, aunque las más habituales son los brazos, las piernas, la espalda, el vientre y la nuca.
No obstante, también cuenta con otros síntomas tales como dolores articulares, cambios en las uñas e incluso lesiones en los genitales de los hombres.
Diversos estudios indican que la psoriasis afecta hasta al tres por ciento de las personas a nivel mundial. La enfermedad aparece tanto en hombres como mujeres y en la mayoría de los casos irrumpe entre los quince y los treinta y cinco años de edad. Es importante destacar que no se trata de una enfermedad contagiosa y que no tiene ningún vínculo con el cáncer de piel. En muchos casos, la psoriasis se hereda.
Clasificación y tratamiento de la psoriasis
De acuerdo a sus características, la psoriasis se clasifica de distintas formas. Puede hablarse, por lo tanto, de psoriasis pustulosa, psoriasis en gotas, psoriasis vulgar, etc. Un médico puede diagnosticar la enfermedad mediante un examen clínico e incluso, si es necesario, puede realizar una biopsia.
La psoriasis puede tratarse de diversas maneras, incluso con fármacos y fototerapia. El tratamiento etópico, el que se acomete aplicando directamente en la piel cremas y pomadas, suele ser el más habitual para hacerle frente a esta patología dermatológica. Y es que esos productos ayudan no sólo a suavizar la piel sino también a conseguir que se reduzca su inflamación y a que se puedan destapar los poros que se encuentran afectados.
Asimismo no hay que olvidarse del llamado tratamiento combinado o terapia combinada que, como su propio nombre indica, se realiza mezclando técnicas o cuidados. En concreto, se desarrolla a través de la actuación conjunta de la fototerapia y del uso de medicamentos o ciertas inyecciones.
Es probable que el médico recomiende al enfermo no cubrir las heridas, bañarse en el océano siempre que sea posible, exponerse a los rayos solares (aunque no al mediodía y en las primeras horas de la tarde), beber una buena cantidad de agua y usar lociones hidratantes.