Un rasgo es una característica o una propiedad que resulta distintiva. Dominante, en tanto, es un adjetivo que se emplea para calificar a aquello que domina: es decir, que se impone.
Se llama rasgo dominante, por lo tanto, a la cualidad o peculiaridad que predomina en algo o alguien. La expresión puede usarse en distintos ámbitos.
Para la fotografía
En el terreno de la fotografía, el rasgo dominante de una imagen es la primera percepción que genera en el observador. Puede tratarse del orden de los elementos retratados, la textura, el color u otra particularidad que sobresalga.
En este caso, hay que tener en cuenta que el rasgo dominante es subjetivo. Lo que resalta para un individuo puede ser diferente a lo destacado para otro. Lo importante es saber que, ante un espectador, toda imagen tiene un rasgo dominante.
Dicho todo esto, podemos comenzar a entender la gran dificultad que supone componer una imagen que será vista por muchas personas, de diferentes edades y partes del mundo, por ejemplo. Si pensamos en el terreno de la publicidad, dado que en la actualidad tantas empresas tienen presencia internacional, muchas veces se vuelve necesario hacer campañas que se muestren en varios países, y esto presenta dificultades tales como la percepción que cada individuo tendrá al verlas.
El rasgo dominante no sólo es algo subjetivo en el ámbito de la fotografía, sino que antes de apreciar la escena entran en acción una serie de filtros culturales que pueden impedirnos disfrutarla si la consideramos ofensiva. En este punto las posibilidades son muchas, pero podemos pensar en una fotografía que incluya elementos prohibidos para una religión, o un tipo de vestimenta inaceptable para una determinada cultura, entre otras muchas.
En la personalidad
El rasgo dominante de la personalidad, por otra parte, es aquel que marca la tendencia de comportamiento de un ser humano. A partir de este rasgo dominante, es posible inferir cómo actuará alguien frente a ciertas situaciones.
Si la introversión es el rasgo dominante de la personalidad de un joven, por mencionar una posibilidad, puede esperarse que converse poco en una reunión social donde hay muchos desconocidos. Cuando el rasgo dominante es la sumisión, en tanto, el sujeto acata los mandatos del resto sin mayores cuestionamientos ni planteos.
Esto no significa que nunca pueda imponerse un rasgo débil sobre uno dominante: ya sea por medio de un profundo trabajo psicológico o bien a causa de la lucidez en un momento delicado, es posible actuar más allá de los impulsos. Por ejemplo, una persona cuyo rasgo dominante consiste en hacer bromas sobre cualquier tema puede contenerse en una situación triste si cree que sus comentarios podrían ofender a su interlocutor.
Alelo dominante
Para la biología, por último, el rasgo dominante es la manifestación del alelo dominante en un fenotipo. Respecto a un gen, un organismo resulta homocigótico si los dos alelos se encargan de codificar la misma información. Por otra parte tenemos los alelos recesivos, y ambos tienen características y requisitos diferentes.
El alelo dominante es aquella copia de un gen cuya expresión está garantizada por su presencia, y que abre las puertas a la existencia de un fenotipo de manera independiente del otro alelo del gen. En las plantas, por ejemplo, el gen que provoca el color amarillo se considera dominante, de manera que siempre que se encuentre presente, tendrá prioridad absoluta por encima del otro: si hay uno verde y otro amarillo, siempre ganará el amarillo.
Precisamente, el alelo del color verde se considera recesivo porque para poder expresarse requiere que las dos copias del gen lo contengan. Retomando el ejemplo del párrafo anterior, las semillas de una planta serán verdes si las dos copias del gen contienen alelos para este color.