Una raza es una subdivisión de una especie de la biología que se forma a partir de ciertas características que diferencian a sus individuos de otros. Dichas particularidades se transmiten mediante los genes que se heredan.
Cabe destacar que, en el Congreso Internacional de Botánica que se desarrolló durante 1905, se decretó que el uso del concepto de raza como valor de la taxonomía no es válido. Sin embargo, su utilización aún es muy habitual, especialmente en lo referente a las mascotas. Por ejemplo: “Tengo un perro de raza caniche”, “Mi sobrino vio Lassie en televisión y ahora quiere comprar un perro raza collie”, “Siamesa y angora son mis razas felinas preferidas”.
El ser humano y la raza
El concepto de raza también suele utilizarse en los seres humanos. Algunos especialistas aseguran, de todas formas, que el término correcto para usar con los homo sapiens es etnia, mientras que otros expertos sostienen que la etnia está vinculada a las propiedades de la cultura.
Las razas humanas suelen diferenciarse a partir de características biológicas visibles como la cantidad de melanina que tienen en la piel (es decir, su color) y ciertos rasgos faciales. Por eso en el lenguaje coloquial se habla de raza blanca, raza negra y raza amarilla.
El auge del racismo en la Alemania nazi y en otros países también contribuyó a que el concepto de raza dejara de ser utilizado por los científicos. Las principales teorías comenzaron a resaltar que la Humanidad no tiene razas aisladas debido a la movilidad (emigración e inmigración), la sociabilidad y los procesos de mestizaje.
Las sociedades y el racismo
El racismo es, junto con el especismo y el sexismo, uno de los males más atroces que viven nuestras sociedades. Pese a que al día de hoy existe mucha más información y, supuestamente, mayor libertad, muchas personas son víctimas de este tipo de discriminación cada día.
En Estados Unidos, por ejemplo, en los últimos tiempos la cifra de grupos racistas ha aumentado más de un 700%. Sin ir más lejos, años atras se ha detenido a una banda organizada que planeaba asesinar al por entonces presidente Barack Obama, tan sólo por su condición afro-americana.
En España y muchos países europeos, donde se supone que existe una mayor tolerancia, el racismo se vuelve xenofobia y, pese a que las leyes suelen proteger a la comunidad inmigrante, en la práctica las mismas no se aplican y muchas personas sufren sus consecuencias. Personas que no pueden acceder a tal o cual servicio tan sólo por el color de su piel, por ejemplo. Una prueba de ello es una medida tomada por el gobierno de Rajoy con los inmigrantes ilegales en España; la misma negó a todos ellos el derecho a la tarjeta sanitaria y, por ende, a la salud pública, obligándoles a pagar por los servicios. Existen otros miles de ejemplos igualmente nefastos.
En otros países, como los latinoamericanos, este tipo de discriminación mira a aquéllos que provienen de regiones más pobres, del norte del país, o que pertenecen a culturas aborígenes.
La raza como factor de discriminación
El racismo existe en todos los rincones del tierra. Los humanos continúan dividiéndose y humillando a aquellos que son diferentes, llegando incluso a ser capaces de matar a causa de ello. La humanidad se jacta de ser superior a los animales por su capacidad de pensar y, sin embargo, y aunque dicha hipótesis cada vez tenga menos basamento, es capaz de destruir todo y a todos aquéllos que se opongan a su manera de vivir. En este caso, a los que presenten características físicas diferentes a las suyas.
Una de las cosas que caracterizan a la especie humana es el miedo a lo diferente, su rechazo al cambio y a todo aquello que pueda amenazar su estabilidad. Por eso, algunos religiosos denigran a los que no lo son diciendo que «irán al infierno por no creer» e intentando convertir a todos a su ideología, los homófobos arremeten contra los homosexuales y todos aquellos seres abiertos que acepten la libertad sexual, y los racistas agreden a aquellos que son diferentes física y culturalmente.