Rebozo es el nombre que recibe una prenda de vestir que se utiliza para cubrir parte del rostro, los hombros y el pecho. La noción también hace referencia a la manera de llevar este manto.
El rebozo es tradicional en suelo mexicano. Esta pieza con forma de rectángulo, confeccionada con lana, algodón u otros materiales, puede medir hasta tres metros de largo. Se trata de una prenda femenina que puede emplearse de manera similar a un chal o un poncho y que también se utiliza para facilitar la carga de algún peso.
Rebozo en México
Los aborígenes que habitaban México en tiempos precolombinos ya utilizaban el rebozo. A partir de la conquista europea, el rebozo siguió usándose, aunque adoptó algunas características novedosas en cuanto al diseño.
Actualmente el rebozo está considerado como una prenda tradicional del folklore mexicano. Por eso aparece en festividades y celebraciones típicas de la nación, utilizándose en danzas.
Cabe destacar que el rebozo también es utilizado por madres mexicanas para llevar a sus hijos. No sólo permite que el bebé permanezca cerca del pecho materno, sino que también facilita el traslado de manera segura.
Beneficios para el bebé
Los bebés comprenden el lenguaje que coloquialmente denominamos «del amor», que corresponde al sonido de la voz materna cuando le entona canciones para ayudarlo a conciliar el sueño, al calor de su cuerpo cuando lo sostiene en sus brazos y a cualquier otro contacto que exista entre ellos. El desarrollo de un lactante puede beneficiarse ampliamente de la cercanía que el rebozo le ofrece con su madre, según reflejan ciertos estudios enfocados en niños prematuros; de hecho, si es posible que haga contacto con su piel, los resultados son aún mejores.
El rebozo permite que el bebé se mantenga en posición vertical, algo que por mucho tiempo nos resulta imposible a los seres humanos, dado que la mayoría de nosotros no aprendemos a caminar y permanecer erguidos hasta pasado el año de vida; esto repercute positivamente en una disminución de cólicos y reflujo. Por otro lado, el apoyo para la cabeza y la columna vertebral es más adecuado que en un carro.
Un bebé que pasa varias horas en un rebozo es más propenso a mostrar un carácter tranquilo, a dormir por periodos más largos y en mejores condiciones y, en consecuencia, a llorar menos que aquellos que se ven obligados a permanecer la misma cantidad de tiempo al día en carros y sillas, sin el contacto físico de las primeras personas a las que aman, especialmente su madre.
Diversos estudios han probado que la seguridad que el rebozo da al bebé, ya que le permite estar pegado a su madre, también se refleja en un mejor desarrollo a nivel neuronal e inmunológico. Aunque esto puede resultar cuestionable para muchos, ya que es difícil de probar de forma precisa y tangible, el uso del rebozo favorece la autoestima del bebé, algo que se podrá apreciar el resto de su vida.
Otra acepción de rebozo
El verbo rebozar, por otra parte, se emplea para nombrar a la acción de cubrir algo con algún tipo de capa. En este sentido, la noción se usa en la gastronomía: rebozar es cubrir una comida con pan rallado, harina u otro ingrediente. El sustantivo asociado con este verbo es «rebozado», tal y como se encuentra en decenas de recetas, aunque el diccionario de la Real Academia Española (RAE) no lo ha aceptado aún.
Rebozo, por lo tanto, es una conjugación de rebozar, más específicamente a la primera persona del singular del tiempo presente del modo indicativo (yo rebozo). Por ejemplo: «Hay varias posibilidades, pero yo rebozo la carne con una mezcla de pan rallado y semillas«.