Se conoce como registro civil a la institución estatal que brinda constancia de diversos acontecimientos y acciones vinculados al estado civil de los individuos. Los casamientos, los nacimientos, las muertes, las emancipaciones y hasta los nombres y los apellidos de los seres humanos son registrados por estas entidades que, por lo general, se encargan de gestionar diversos documentos personales.
El sustento de la existencia de los registros civiles es la necesidad del Estado de contar con información fiable acerca de los ciudadanos, con la cual se hace posible la realización de tareas de protección y asistencia social y el desarrollo de políticas a partir del uso de las estadísticas que emanan de la misma.
El registro civil y los derechos
Por eso, cuando nace una persona, resulta obligatorio inscribir su nacimiento en el registro civil, que le otorgará un documento de identidad al recién nacido. Allí constará su nombre y apellido, fecha de nacimiento, nacionalidad y otros datos. Esta inscripción en el registro civil supone el reconocimiento del Estado de la persona que acaba de nacer: puede decirse que un individuo sin documentos no existe para el Estado, por lo cual queda fuera del sistema y no puede acceder a los servicios públicos como la educación y la salud.
Al inscribir un matrimonio o un divorcio en el registro civil, por otra parte, se protegen los derechos de los integrantes de la pareja. El registro de los fallecimientos, por otro lado, posibilita el ejercicio del derecho de sucesión.
Su importancia para los ciudadanos
El registro civil, en definitiva, es una institución de gran importancia para la ciudadanía ya que, a través de sus actos y de los documentos que emite, es posible ejercer una enorme cantidad de derechos. En otras palabras, queda claro que la presencia del registro civil y su actuación ofrecen beneficios tanto al Estado como a los ciudadanos, ya que un mayor y más fiable control sólo puede resultar negativo para quienes desean evadir sus obligaciones.
Otras de las cuestiones que resultan relevantes al registro civil son la protección de las familias numerosas y el censo electoral, dos puntos por los cuales los estados modernos muestran un gran interés en la existencia de un registro de sus habitantes. No olvidemos que la participación de las elecciones es obligatoria en muchos países, por lo cual resulta esencial llevar un control exhaustivo del accionar de cada ciudadano, y que las familias numerosas suelen contar con beneficios especiales, tales como descuentos y mayores oportunidades para conseguir una vivienda.
Orígenes del registro civil
Con respecto a los orígenes del registro civil, sus antecedentes históricos más remotos se encuentran en los censos que se llevaban a cabo en algunas civilizaciones de Oriente. Por otro lado, en el Imperio Romano, alrededor del siglo VI a. C., comenzaron a recoger los datos censales en el reinado de Servio Tulio. Ya en el siglo II, nacieron las normas de filiación y se volvió obligatorio el registro de los recién nacidos.
Más tarde, en el Medioevo, el catolicismo vivió su auge y se expandió, lo que dio a la iglesia católica el poder de controlar el matrimonio y el bautismo; en este último caso, también existía una partida expedida específicamente para su registro. Las evidencias más antiguas de inscripciones en libros parroquiales datan del siglo XIV en Italia central (las regiones de Lacio, Toscana, Marcas, Umbría, Molise y Abruzos) y Francia.
También en Francia, pero en el año 1787, Luis XVI permitió el libre culto junto con la creación de un registro civil en el cual debía dejarse constancia del nacimiento, matrimonio y defunción de sus habitantes frente a representantes de la justicia real. Un siglo más tarde, muchos más países adoptaron el registro civil, aunque en algunos casos su evolución fue gradual y comenzó siendo una institución exclusiva de las ciudades medianas y grandes.