
La fosilización es un proceso selectivo y no siempre se descubren restos completos. Por ello el registro fósil es incompleto y sujeto a sesgos.
El registro fósil es un conjunto de huellas, restos orgánicos y evidencias de vida pasada que han podido descubrirse, documentarse y ordenarse cronológicamente a lo largo del tiempo. Es un recurso obtenido como resultado de la erosión natural que deja expuestas a las rocas con fósiles y por búsquedas y excavaciones realizadas por paleontólogos: todo ese material conforma al llamado registro fósil.
Gracias a los fósiles es posible reconstruir la historia del planeta Tierra. Quienes estudian piezas dentales, fragmentos de huesos y fósiles de conchas, por ejemplo, obtienen datos sobre especies antiguas, la evolución de los seres vivos y cómo han ido modificándose los ecosistemas.
Si bien el avance de la tecnología y la implementación de técnicas modernas han favorecido y agilizado el proceso de interpretación del registro fósil, siempre es necesario combinar datos y modelos. No hay que perder de vista que hay sesgos y limitaciones respecto al registro fósil, ya que no todos los organismos tienen las mismas chances de preservación.
Vale la pena seguir explorando el contenido de este artículo para poder comprender bien la definición de registro fósil, por qué son importantes los restos fósiles y qué ejemplos de registros fósiles ayudan a apreciar la evolución de las especies.


Tipos de registro fósil
Como los materiales fósiles se clasifican de acuerdo a su composición, conservación y naturaleza es posible distinguir diferentes tipos de registro fósil.
Los restos físicos de un ser vivo, que pueden ser desde caparazones y conchas hasta restos dentales y huesos, son considerados fósiles corporales. Esta clase de registro fósil que también se denomina fósil de cuerpo es esencial para conocer la estructura de seres vivos antiguos y su anatomía.
Existen, asimismo, los fósiles petrificados. Se trata de piezas que conservan su forma original pero con minerales reemplazando a los restos orgánicos. La apariencia externa de ciertos seres vivos, en tanto, se puede apreciar con el transcurso de los años gracias a fósiles de vaciados y moldes.
El registro fósil se nutre, a la vez, con fósiles de congelación, formados en ambientes fríos. El permafrost y las capas de hielo contribuyen a que los restos de plantas o animales que han muerto en regiones glaciares o polos queden excepcionalmente preservados. En esos contextos de bajas temperaturas, el estado de conservación de ADN, pelos y tejidos blandos se mantiene hasta por miles de años.
Además de los mencionados líneas arriba, hay registros fósiles que involucran a fósiles de carbono (resultado de un proceso de carbonización); fósiles de reemplazo; fósiles de resina; fósiles de tejidos blandos; icnofósiles (o fósiles de huellas) y biomarcadores (fósiles químicos).

La petrificación es un tipo de fosilización. En este proceso, los minerales reemplazan o impregnan la materia orgánica, formándose un fósil petrificado.
Importancia
Cada registro fósil es valioso por la información que proporciona. Gracias a ellos, los expertos en paleontología logran hacer una reconstrucción de la vida en nuestro planeta y, en definitiva, de la historia de la Tierra. Estudiando fósiles se obtienen evidencias de la evolución de las especies y referencias sobre ecosistemas antiguos.
Con el registro fósil, asimismo, es posible comprender causas vinculadas a la extinción de especies. Incluso es útil para recopilar datos que, en la actualidad, sirven para identificar las principales amenazas para la biodiversidad y diseñar estrategias óptimas de conservación.
La geología, en tanto, se sirve del registro fósil para establecer eras geológicas y hacer investigaciones focalizadas en los estratos. Cabe resaltar que la rama de la geología que brinda información sobre la historia de la Tierra estudiando rocas sedimentarias es la estratigrafía.
Si bien la importancia del registro fósil es indudable, no hay que ignorar sus limitaciones y debilidades. En primer término, a nivel mundial hay dificultades de localización y recolección de numerosos fósiles. Además, es un conjunto incompleto dado que gran parte de los organismos no terminan fosilizándose. Es más común el hallazgo de fósiles marinos ya que los fósiles terrestres requieren condiciones específicas para formarse. La erosión, la presión, las altas temperaturas y otros fenómenos o factores, por sumar precisiones, pueden causar la destrucción de fósiles.

La icnología es la especialidad científica que estudia icnofósiles (madrigueras, huellas fósiles, coprolitos, nidos, etc) para reconstruir costumbres y comportamientos de organismos extintos.
Ejemplos de registro fósil
El valor de los registros fósiles se dimensiona mejor combinando la información teórica con ejemplos concretos.
Tiktaalik roseae, un registro fósil de hace millones de años (en concreto, del periodo geológico conocido como Devónico tardío) que presenta rasgos intermedios entre peces y anfibios, es una evidencia vinculada a la evolución de vertebrados terrestres (tetrápodos) con ancestros acuáticos. Estas piezas descubiertas en el archipiélago Ártico canadiense permitieron identificar a una especie con branquias, escamas, aletas, costillas y cuello flexible.
La transición de dinosaurios a aves, por otra parte, se aprecia al analizar el registro fósil de Archaeopteryx. Se trata de un material hallado en Alemania que data del Jurásico tardío en el cual hay registros de dientes, garras ubicadas en las alas, plumas y una extensa cola ósea. Este registro es clave para demostrar que las aves son descendientes directos de los dinosaurios, apoyando de esta manera las ideas de Charles Darwin sobre la evolución gradual en el origen de las especies.