Relocalización es un concepto que no está incluido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). La noción de localización, en cambio, se menciona como el proceso y el resultado de localizar (descubrir dónde se encuentra algo o alguien, decidir un emplazamiento, limitar).
La inclusión del prefijo re- nos permite indicar que relocalización consiste en volver a localizar. El término suele emplearse con referencia a ubicar nuevamente algo o a alguien en otro lugar.
Por ejemplo: “Ante el resultado negativo del estudio de impacto ambiental, la compañía alemana se vio forzada a la relocalización de su planta”, “Tenemos que definir la relocalización de tres empleados debido al cierre de la oficina de marketing”, “Cuando compramos el sofá, tuvimos que relocalizar el armario ya que no había espacio para ambos en el salón”.
La relocalización según la economía
El término es de uso frecuente en el ámbito de la economía para mencionar el desplazamiento internacional de una estructura productiva. En este contexto, también se maneja el concepto de deslocalización, que hace referencia al traslado de las operaciones de una compañía a un país en el cual el mercado presente condiciones más favorables, y donde los salarios sean más bajos.
La deslocalización es un recurso que muchas empresas aprovechan para aumentar su producción sin que esto se vea reflejado en los costes. Una de las ventajas inmediatas es el incremento del número de trabajadores, ya que con el mismo dinero que en el país de origen podían mantener a uno, lo normal es que en la nueva ubicación puedan contratar a dos o más. Uno de los destinos más comunes de ciertas compañías europeas es América del Sur, dada la devaluación de muchas de sus monedas.
Tomemos el caso de una empresa española dedicada a la comercialización de indumentaria deportiva que, en la década de 1990, decidió deslocalizar su producción, enviándola a China, Veinte años después, el nuevo contexto económico llevó a esta compañía a decidir la relocalización de la producción, trasladándola ahora a Brasil. Este tipo de decisiones tienen que ver con la búsqueda del lugar que ofrezca costos de producción más bajos.
Ventajas y desventajas
Tanto la deslocalización como la relocalización tienen varias ventajas y desventajas. Ya se han mencionado algunos de los beneficios en párrafos anteriores, y todos parecen girar en torno a cuestiones económicas. Pero, ¿cuáles pueden ser los riesgos de trasladar una empresa e otro país en busca de un ahorro de costes?
En primer lugar, la falta de control. Lo usual es enviar a uno o más trabajadores desde el país de origen y otorgarle un puesto directivo en el exterior, para asegurarse de que el plantel cumpla los requisitos de calidad y organización originales. Además, tras una relocalización, la sede principal suele llevar a cabo visitas de sus principales representantes a las oficinas internacionales.
Sin embargo, por muchos esfuerzos que dedique una compañía a la supervisión de sus diversas sedes, resulta muy difícil mantener un orden absoluto, especialmente cuando entran en juego diferencias culturales e idiomáticas. Dependiendo del caso, ni siquiera la presencia de un representante oficial garantiza un buen rendimiento, ya que si éste no habla el idioma regional a un nivel muy alto también es posible que no lo respeten como es debido.
La relocalización como la vuelta a lo local
La relocalización, por último, puede estar vinculada a volver a lo local. Cuando los bienes se producen, se comercializan y se consumen en un mismo país, se mejora la economía interna y se protege el medio ambiente (evitando el transporte a grandes distancias).
No es raro el ciclo que lleva a una empresa a comenzar operando localmente, buscar ampliarse consiguiendo oficinas en el exterior y, finalmente, volviendo a centralizar su trabajo en el país de origen.