Un remolino es un movimiento veloz de tipo giratorio que realiza el agua, el aire u otro elemento. A partir de este significado, el concepto también tiene diversos usos simbólicos.
Los remolinos acuáticos se forman cuando el agua gira con gran velocidad sobre sí misma. Pueden contar con una cavidad profunda capaz de atraer cuerpos hacia su centro o apenas con una depresión en su parte central. El origen de estos remolinos puede encontrarse en una irregularidad del suelo subacuático; en la acción del viento que impacta sobre el agua; o en el choque entre corrientes que avanzan en dirección opuesta.
Los peligros de los remolinos acuáticos
En el terreno de la ficción es habitual que los remolinos sean presentados como un gran peligro para la navegación y que incluso sean capaces de “engullir” grandes embarcaciones. En el mundo real, sin embargo, esto resulta casi imposible.
Esto no indica, por otro lado, que los remolinos acuáticos no puedan ser impresionantes, o que no existan peligros relacionados con su presencia en medio de una trayectoria marítima. Por ejemplo, en 2011 un grupo de científicos de Estados Unidos descubrió dos remolinos en el océano Atlántico cuyas dimensiones giraban en torno a los 400 kilómetros de diámetro.
Otros tipos
De acuerdo a ciertas condiciones meteorológicas, pueden existir los remolinos de fuego, con las llamas ascendiendo en sentido vertical.
También es posible registrar remolinos de vapor y remolinos de polvo, entre otros.
Remolinos de cabello
Se conoce como remolino, por otra parte, al amontonamiento retorcido de cabello. Por ejemplo: “Tengo que cortarme el pelo: ya no puedo controlar mis remolinos”, “Voy a peinar mi remolino y ya estoy listo para salir”.
El remolino en el cabello es una de las características más molestas para las personas que se preocupan por su aspecto, ya que se trata de una zona del cuero cabelludo a partir de la cual el pelo crece en diversas direcciones, contrarias a las del resto de la cabeza, por lo cual atentan contra la prolijidad de un peinado. Como ocurre con muchos de estos fenómenos, existe una serie de estudios al respecto, que van desde la mera investigación hasta la búsqueda de relaciones absurdas entre éste y ciertos aspectos de la persona.
Por ejemplo, una investigación sugirió que el sentido del remolino está vinculado a la mano que usamos para escribir; en otras palabras, los diestros tienen remolinos hacia la derecha, y viceversa. Más polémico y aparentemente infundado es aquélla que propone una relación entre el sentido del remolino y la homosexualidad.
Fuera de los estudios pseudocientíficos, la ciencia asegura que los seres humanos no somos los únicos animales en los cuales se presentan los remolinos, y que en todos los casos aparecen en la fase embrionaria. Los genes que determinan el sentido en el que crecerá el cabello definen esta rotación capilar ya desde ese momento del desarrollo, y esto nos lleva a una característica fundamental del remolino: no puede modificarse.
Dado que el remolino es un problema para muchos, no faltan los métodos que buscan invertirlos o eliminarlos por completo, pero ninguno de ellos consigue su objetivo. Su ubicación puede ser el área de la coronilla, pero también el cuello o la parte frontal del cráneo; en este último caso, se vuelve especialmente difícil peinar y mantener un flequillo, ya que tiende a abrirse en dos o a levantarse a partir de la posición del remolino.
Un tumulto
Remolino, por último, puede ser un tumulto o una congregación confusa de personas, reunidas a partir de algo imprevisto.
“Un remolino de gente se congregó inmediatamente alrededor del fallecido” y “A la salida del estadio, los simpatizantes del seleccionado holandés provocaron un remolino que destrozó todo a su paso” son acepciones que muestran este uso.