El adjetivo renovable hace referencia a aquello que tiene posibilidades de ser renovado. El verbo renovar, por su parte, está vinculado a regresar algo a su primer estado o a dejarlo como nuevo.
La idea de renovable (y la noción opuesta de no renovable) suele aprovecharse para hacer mención a diversas clases de recursos o energías, de acuerdo a las chances de restauración o renovación por medio de un procedimiento natural.
Recursos renovables
A raíz de esta definición se deduce que un recurso renovable es un elemento o herramienta que el medioambiente puede reponer o regenerar a una velocidad parecida o incluso más rápida a la que supone su consumo o uso por parte del hombre.
Tomemos el ejemplo de la soja. Este recurso es explotado por los seres humanos con diversos fines (alimentación, creación de combustible, etc.), pero puede volver a obtenerse a través de nuevas plantaciones. Se trata, por lo tanto, de un recurso renovable.
El petróleo, en cambio, es un recurso no renovable ya que, una vez que se agoten las reservas disponibles en la Tierra, no habrá forma de restaurarlas. No se puede crear petróleo bajo ningún proceso o mecanismo, a diferencia de la soja.
Su restauración
La posibilidad de restaurar los recursos renovables, de todas formas, suele depender de la gestión de los mismos. La madera es un recurso renovable (procede de árboles que pueden plantarse) pero, si se consume a un ritmo mayor de su producción, puede desaparecer.
La energía renovable, por su parte, es aquella que se obtiene de fuentes naturales que, virtualmente, son inagotables (por su capacidad de regenerarse de manera natural o por la gran cantidad de energía que poseen). La energía solar, la energía eólica y la energía hidroeléctrica son ejemplos de energías renovables.
Renovable y reciclable
Renovable y reciclable son dos términos que a menudo se confunden; sin embargo existen diferencias entre ambos que es importante conocer.
Un recurso natural renovable es aquel que puede utilizarse sin miedo a que se termine y que no necesita ser almacenado para poder regenerarse; de este modo, las plantas realizan su ciclo de vida y se renuevan sin que sea necesario almacenarlas y el agua también lo hace incesantemente.
Por su parte, un material reciclable es aquel que habiendo sido utilizado con un fin determinado puede almacenarse y, luego de sufrir un proceso industrial, convertirse en otro producto que cumple diversas funciones pero se encuentra desarrollado con el mismo material. Por ejemplo una botella de vidrio de vino, una vez que ya no cumple su función de contener esta bebida, puede reciclarse para convertirla en otro producto proveniente del reciclaje; ya sea a través de un proceso de fundición que llevaría a convertirla tal vez en otra botella o frasco o de la forma casera, siendo decorada y convertida en florero u otro elemento.
Por poner algunos ejemplos: el plástico, el papel y el hule son materiales reciclables, mientras que el árbol, la energía fotovoltaica y la eólica son renovables.
El caso del papel
En este punto es necesario aclarar que el papel es un elemento renovable y reciclable.
Se dice que es renovable porque la materia prima de la que es obtenido, los árboles, puede volver a plantarse después de haber sido consumida; a diferencia de otras, como los combustibles fósiles que se agotan y no pueden renovarse.
Se afirma que es reciclable, a su vez, ya que puede acumularse y transformarse para ser utilizado con otros fines, presentando un ciclo de utilidad casi perfecto.
El papel es natural debido a que contiene un 100% de materia prima de la naturaleza; podríamos tener presente también la importante misión de los árboles en el planeta, siendo los encargados de oxigenar el aire y permitir la vida tal cual la conocemos. ¿Sabías que 1kg de papel encierra 1,3 kg de CO2?