Repartimiento es la acción y el resultado de repartir. Este verbo, por su parte, refiere a fragmentar o dividir algo para distribuirlo. Por ejemplo: “Creo que el repartimiento de las tareas no fue justo: a mí me tocaron las más difíciles”, “El empresario decidió realizar un repartimiento de sus pertenencias antes de mudarse a la India, donde planea desarrollar una nueva vida”, “El repartimiento de la asistencia a las víctimas de la inundación se está llevando a cabo de una manera poco eficaz”.
Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar que repartir es un verbo que deriva del latín, concretamente de “repartire” y que se compone de dos partes claramente diferenciadas: el prefijo “re-”, que puede traducirse como “repetición”, y el verbo “partire”, que es sinónimo de “dividir”.
El concepto de repartimiento también se utiliza para nombrar al documento en el que se registra aquello que se ha procedido a repartir: “De acuerdo al repartimiento, cada familia recibió un terreno de dos hectáreas para que puedan construir su vivienda y sembrar la tierra”, “En el repartimiento no se aclara el detalle de los fondos ni se explica cómo se han distribuido”, “Habría que realizar una auditoría para confirmar los datos que figuran en el repartimiento”.
Repartimiento de indios
En la época colonial de América, existía lo que se conoció como repartimiento de indios. Se trató de un sistema de explotación que forzaba a los aborígenes americanos a trabajar para los españoles a cambio de una paga mínima. Los conquistadores distribuían la mano de obra aborigen entre los dueños de diferentes explotaciones mineras y agrícolas, quedando los nativos obligados a obedecer a sus patrones. Una vez finalizada la temporada de trabajo, los aborígenes eran enviados de vuelta a sus reducciones.
Desde finales del siglo XVI hasta principios del siglo XIX fue efectivo el repartimiento de indios, que vino a sustituir la encomienda que estableciera desde un primer momento el descubridor Cristóbal Colón. Hay que subrayar que ese sistema de utilización forzosa de lo que era la mano de obra de origen aborigen se sustentaba en tres principios o máximas fundamentales:
-La remuneración forzosa, en base a las cuantías que establecían las autoridades existentes.
-La rotación semanal.
-La coerción sobre los indígenas.
Final del sistema
En países como Guatemala o México fue donde este citado repartimiento tuvo mayor desarrollo y utilización durante los mencionados siglos. Un sistema que establecía que tuvieran que trabajar de manera forzosa en las tareas que se les indicaran los aborígenes que fueran varones y que tuvieran edades comprendidas entre los 16 y los 60 años.
Cuando se hizo realmente efectiva la abolición de este sistema de utilización forzosa de mano de obra fue en el año 1812, a través de la conocida Constitución española de ese año que recibió popularmente el nombre de La Pepa. Una abolición completa del mismo a la que se añadieron además una serie de matices y cuestiones para conseguir que no sólo esa medida se diera a conocer en todos los rincones donde se había venido usando el repartimiento de indios sino también para que se hiciera realmente efectiva.
Repartimiento en la Edad Media
En la Edad Media, por último, también se empleaba este concepto.
En este marco, el repartimiento era un proceso que consistía en distribuir las viviendas de aquellos pueblos reconquistados por los cristianos entre los soldados que participaron de la campaña.