Requisa es un término de nuestra lengua que procede del francés réquisition. Se trata del proceso que desarrolla una autoridad para inspeccionar un cierto lugar o revisar las pertenencias de una persona y así secuestrar determinados objetos, cuya posesión no se encuentra permitida.
Por ejemplo: “Las autoridades de la cárcel secuestraron tres armas de fuego y ocho cuchillos tras una requisa general”, “El vehículo del sospechoso fue sometido a una requisa”, “La requisa a una empresa de transporte permitió incautar cinco kilogramos de cocaína”.
La requisa, una facultad del Estado
Las requisas constituyen una facultad del Estado, de acuerdo a lo establecido por las leyes de cada país. Es habitual que se desarrollen requisas en los aeropuertos, estaciones de tren, terminales de ómnibus y puertos marítimos, para revisar el equipaje que se transporta y detectar eventuales mercaderías ilegales.
A pesar de tratarse de una medida legal y razonable, la requisa suele estar contaminada de racismo, en especial cuando ha tenido lugar un atentado terrorista poco tiempo antes, como resultado de las malas relaciones entre dos países o para dificultar al máximo la inmigración.
Es lamentable encontrarse en un aeropuerto y observar la diferencia de trato que recibe cada persona según su país de origen, especialmente dado que el desprecio comienza por cuestiones étnicas; ciertos rasgos físicos, el color de la piel o incluso la manera de vestir son suficiente razón para despertar el odio y dar lugar a una serie de abusos contra los que poco se puede hacer en medio de un viaje al exterior.
La selección
Por otro lado, las autoridades de cada país no pueden llevar a cabo requisas completas a cada persona que entra y sale; por esta razón, se apoyan en la utilización de ciertos detectores para observar el interior de las maletas sin necesidad de abrirlas, y también para comprobar que nadie lleve objetos metálicos en su ropa.
Además de la tecnología, un elemento imprescindible a la hora de decidir a quién requisar con mayor intensidad es la intuición; basados en su experiencia y en su formación profesional, las personas a cargo de esta tarea deben decidir a quién registrar y a quién dejar pasar, con el riesgo que esto conlleva.
Una requisa realizada por la Policía Aeroportuaria, por citar una posibilidad, puede implicar abrir decenas de bolsos y maletas y apelar a perros especializados para detectar drogas. Gracias a este tipo de acciones, las fuerzas de seguridad están en condiciones de luchar contra el narcotráfico.
Requisas en las cárceles
Las requisas también son frecuentes en las cárceles. Las autoridades a cargo de controlar las prisiones desarrollan, de manera periódica, inspecciones en las celdas para confirmar que los reclusos no cuenten con elementos cuya tenencia está prohibida en ese contexto. Gracias a una requisa, es posible que los integrantes del Servicio Penitenciario descubran que un preso escondía un arma entre sus pertenencias. Tras detectar el arma, las autoridades se la quitan al recluso y lo sancionan por violar las normas.
Sin embargo, las reglas en la prisión van mucho más allá de la mera prohibición de tener un arma; fuera de los objetos que puedan representar un riesgo para la integridad física de los demás presos y de los oficiales de seguridad, existen otros cuya tenencia no está permitida dentro de las celdas para que el establecimiento pueda llevar un control mayor sobre la conducta de los reclusos.
Un claro ejemplo es la vestimenta. Dependiendo del centro penitenciario, cada preso puede tener en su celda una cierta cantidad de prendas además del uniforme que le haya sido asignado; si bien pasarse de ese límite no pone en peligro a sus compañeros o autoridades, sí constituye una violación de las normas básicas, por lo cual si una situación de este tipo sale a la luz durante una requisa, también corresponde una sanción.