
El agotamiento de la resistencia anaeróbica surge con la acidosis y la acumulación de lactato.
La resistencia anaeróbica es la capacidad de realizar un esfuerzo muy intenso por un tiempo breve. Por sus características, se la opone a la resistencia aeróbica, que permite a un ser humano llevar a cabo un esfuerzo de intensidad media o leve en un lapso extenso.
Es importante indicar que entre las diversas acepciones del término resistencia se encuentra su significado como la aptitud para soportar o tolerar algo. Si nos centramos en la capacidad física de las personas, se entiende la resistencia como la posibilidad de realizar un esfuerzo durante un periodo temporal lo más extenso posible.


Falta de oxígeno
La noción de anaerobiosis refiere a la vida que se desarrolla en un entorno que carece de oxígeno. En el caso de la actividad física que puede realizar un ser humano, se habla de resistencia anaeróbica cuando, debido a que el esfuerzo que se concreta es tan intenso, el individuo no consigue tomar la cantidad de oxígeno que necesita. De este modo, el esfuerzo se termina haciendo con un faltante de oxígeno.
Es interesante conocer que, durante el ejercicio de resistencia anaeróbica, un atleta comienza con un ritmo cardíaco de 180 pulsaciones por minuto. Cabe destacar que existen dos clases de esta resistencia:
- Aláctica: Este concepto se usa para referirse a las actividades y esfuerzos de tipo explosivo que cuentan además con una corta duración; en concreto, no suelen durar más de 16 segundos. Durante estas acciones la cantidad de oxígeno es prácticamente nula. En esta categoría se pueden incluir, por ejemplo, las carreras de treinta metros llanos o lisos.
- Láctica: Bajo esta noción se halla enmarcada una clase de resistencia anaeróbica que se define porque los esfuerzos suelen tener una duración máxima de tres minutos. A eso hay que añadir que durante ese tiempo el organismo del deportista genera sustancias de desecho (como el ácido láctico o lactato), que son las encargadas de provocar la fatiga muscular.
El aporte de energía, en este marco, se da a través de dos sistemas diferentes: el sistema anaeróbico aláctico y el sistema anaeróbico láctico.

La resistencia anaeróbica es clave para lograr un buen rendimiento deportivo en diversas disciplinas.
Límites de la resistencia anaeróbica
Los expertos afirman que los ejercicios anaeróbicos no pueden desarrollarse durante más de tres minutos. Hay esfuerzos que, ante la gran intensidad, apenas pueden mantenerse por unos quince segundos como máximo, ya que el nivel de oxígeno es casi nulo. Otros, en cambio, se pueden sostener hasta tres minutos.
Los atletas que se especializan en las carreras de cien metros, por ejemplo, necesitan entrenar sobre todo su resistencia anaeróbica. Esto se debe a que necesitan alcanzar su mejor rendimiento en apenas unos pocos segundos, con lo cual deben desarrollar su fuerza explosiva y maximizar la potencia. En cambio, quienes corren maratones deben trabajar en su resistencia aeróbica: el esfuerzo es menos intenso, pero más largo en el tiempo.

Para la resistencia anaeróbica, el metabolismo descompone glucógeno y glucosa a través de la glucólisis con la finalidad de producir energía en forma de ATP (adenosín trifosfato).
El deporte y el entrenamiento
Además de todo lo expuesto, hay que subrayar otra serie importante de aspectos relacionados con la resistencia anaeróbica:
- Entre los ejemplos de ejercicios que demandan este tipo de resistencia aparecen las carreras de velocidad, el levantamiento de pesas y los saltos en las distintas pruebas de atletismo.
- Aunque por regla general los atletas durante sus entrenamientos se centran más en un tipo de resistencia u otra, es recomendable que en esas sesiones se combinen ambas. De esta manera no sólo mejorarán su rendimiento en la disciplina que practican, sino que lograrán tener un mejor estado de salud gracias a una preparación física integral.
Ejemplos de resistencia anaeróbica
Como ya vimos, la resistencia anaeróbica se asocia a la capacidad de soportar un esfuerzo físico intenso sin apelar al oxígeno como fuente preponderante de la energía necesaria. Debido a dicha particularidad, la energía se obtiene de sustancias como la fosfocreatina (PCr) y la glucosa.
Un ejercicio de alta intensidad siempre demanda buena resistencia anaeróbica. Por eso un entrenamiento de alta intensidad con sentadillas, flexiones y burpees en secuencias que se repiten varias veces es un ejemplo de este tipo de actividades.
Otro ejemplo de resistencia anaeróbica es el levantamiento de pesas. Es habitual que los pesistas apelan a una suplementación de creatina para mejorar su rendimiento y su desempeño físico. Los sprints (carreras de duración breve a la velocidad máxima posible), asimismo, exigen resistencia anaeróbica.
El buceo libre también requiere de una gran resistencia anaeróbica. En este caso, el medio acuático genera la ausencia de oxígeno y obliga a tomar medidas para evitar la hipoxia.
Por otra parte, la resistencia anaeróbica es indispensable en los saltos pliométricos. Estos ejercicios se basan en movimientos explosivos que involucran el estiramiento y la contracción de los músculos. Los saltos en una pierna y los llamados saltos de conejo (que se realizan con las dos piernas juntas, procurando avanzar) forman parte de estas rutinas que contribuyen al fortalecimiento muscular, mejoran la capacidad de reacción y ayudan a la generación de fuerza en periodos muy cortos.