El sarna es una afección de la piel que genera un parásito llamado Sarcoptes scabiei. Este ácaro desarrolla túneles debajo de la piel, una acción que provoca el enrojecimiento y la hinchazón cutánea, además de causar picazón.
La sarna tiene al ser humano como huésped y es contagiosa: se transmite a través del contacto directo o de la ropa. Las personas también pueden contraer sarna cuando están en contacto con gatos, perros u otros animales que sufren la afección.
Desarrollo del sarna
Cuando estos ácaros copulan, el macho fallece y la hembra penetra en la piel del huésped, creando los túneles. Mientras desarrolla estos túneles, la hembra además deja dos o tres huevos diarios, hasta que muere debajo de la piel entre cuatro y seis semanas más tarde. La eclosión de los huevos hace que las larvas emerjan y salgan a la superficie: unos quince días más tarde, se convierten en adultos y vuelven a desarrollar el proceso.
La persona o el animal que sufre sarna exhibe la piel con úlceras, ampollas y granos. Las lesiones provocadas al rascarse por el prurito también son frecuentes y pueden derivar en diferentes infecciones generadas por microbios.
El tratamiento
El tratamiento de la sarna consiste en la aplicación de algún fármaco que forme parte del grupo de los escabicidas. Estas sustancias consiguen eliminar los ácaros, pero además es necesario desinfectar las prendas de vestir y la ropa de cama ya que los parásitos pueden subsistir en ellas más de un día.
Es importante brindar atención a los perros y los gatos callejeros que están afectados por la sarna no sólo para mejorar la calidad de vida de estos animales, sino también para evitar los contagios a los seres humanos que entren en contacto con ellos.
Síntomas del sarna
A pesar de que la sarna sea muy fácil de adquirir, es también fácil eliminarla para retomar la vida normal, siempre que sigamos ciertas recomendaciones para dar con el tratamiento adecuado a cada caso. En primer lugar, debemos reconocer sus signos:
- Prurito muy intenso, generalmente por las noches.
- Aparición de pequeñas protuberancias con aspecto de granos o ampollas, que se presentan en forma de erupción, ya sea esparcida por todo el cuerpo o bien en ciertas partes, como ser la axila, la muñeca, los genitales, la cintura y la zona entre los dedos.
- Pequeñas líneas de tonalidad grisácea que se levantan ligeramente entre cada protuberancia.
Es importante estar atentos a dichos signos especialmente después de haber estado cerca de alguien afectado de sarna. Otro dato a tener en cuenta es que existe una variedad de sarna denominada noruega, que presenta los mismos síntomas pero además incluye gruesas cortezas de color gris claro en la piel, las cuales pueden deshacerse con facilidad.
Cómo actuar ante una posible infección
Si creemos tener sarna, entonces el paso siguiente es una visita médica, al menos para las personas que no confían del todo en los tratamientos caseros, ya que también existen y ofrecen diferentes grados de efectividad. Lo normal es que el profesional de la salud simplemente evalúe la erupción para proceder a emitir un diagnóstico, aunque también es posible que solicite una muestra para detectar bajo el microscopio la presencia de los ácaros y sus huevos.
Durante la visita al médico, las mujeres embarazadas y aquellas personas que se encuentren atravesando cualquier tipo de enfermedad en la piel, ya sea grave o leve, deben mencionar su condición, ya que puede afectar el tipo de tratamiento indicado. Para el escozor de mayor gravedad, se suelen recetar esteroides orales o tópicos; en el resto de los casos pueden resultar muy útiles los antihistamínicos por vía oral, como ser el clorhidrato de difenhidramina o el de hidroxizina (Benadryl y Atarax, respectivamente).