Seguridad nacional es un concepto que alude a la estabilidad y la paz de un país. La noción se refiere al conjunto de condiciones asociadas a la vigencia de la ley y la Constitución y al respeto por valores como la justicia y el bienestar.
Antes de avanzar, es importante analizar los términos que forman parte de la expresión. La seguridad es la cualidad de aquello que es seguro: es decir, que se encuentra protegido, goza de defensa y/o carece de peligro. También se denomina seguridad al servicio cuya finalidad es lograr que algo o alguien esté seguro. El adjetivo nacional, en tanto, refiere a lo vinculado a una nación (el conjunto de las personas de un país que viven bajo un mismo régimen gubernamental).
Retomando la idea de seguridad nacional, alude las políticas, los recursos y las acciones que se llevan a cabo para cuidar un territorio y a sus habitantes. Por lo general, la noción hace mención sobre todo a lo que realiza un Estado para evitar o repeler una agresión externa.
Qué es la seguridad nacional
La seguridad nacional puede entenderse como una dimensión de un plan de gobierno, una obligación estatal o una doctrina. El concepto está relacionado con la defensa nacional, que se centra específicamente en la prevención de agresiones procedentes de una nación extranjera.
En el caso de la seguridad nacional, contempla esta defensa, pero añade además estrategias y medidas contra ataques terroristas (como los perpetrados en distintos lugares por grupos como ISIS y Al Qaeda), el accionar del crimen organizado, las ofensivas virtuales (ciberataques) e incluso la delincuencia común. Asimismo, hay quienes incluyen en el ámbito de la seguridad nacional la toma de precauciones frente a fenómenos sociales (migración masiva, protestas) y desastres naturales.
El establecimiento de la política de seguridad nacional de un país es responsabilidad del jefe de Estado (el presidente, el primer ministro, el rey, etc.). De todos modos, dicha política se sustenta en una ley específica que fija los límites y los alcances de las actuaciones. Esto supone, al menos en teoría, que un gobierno no puede actuar de cualquier manera en pos de la seguridad nacional. En un Estado de derecho, ni siquiera en tiempos de guerra están avaladas a nivel formal las violaciones de los derechos humanos, por mencionar un caso.
Recursos y estrategias
La seguridad nacional se basa en la preservación y la continuidad del funcionamiento de una sociedad. En este marco se cuida la vida de todas las personas que habitan en el país y se vela por su bienestar.
Dichos objetivos son muy amplios y exigen la utilización de múltiples recursos y estrategias. Si nos enfocamos en la intención de garantizar la seguridad interna frente a amenazas externas, uno de los pilares son las relaciones internacionales. La diplomacia y la política exterior buscan rubricar acuerdos para evitar, en caso de un enfrentamiento, llegar a un conflicto armado.
Las fuerzas armadas, en tanto, están preparadas para reprimir un ataque proveniente de otros países y o de grupos que actúan en el extranjero. El ejército, la fuerza aérea y la marina disponen de tecnología militar y armamento que les permiten garantizar la seguridad de fronteras y controlar el espacio aéreo y marítimo, protegiendo la integridad del territorio nacional y a los ciudadanos.
No se puede dejar de mencionar que la seguridad nacional también se construye con alianzas militares y tratados con otras naciones. Frente a un ataque, pueden activarse mecanismos de la ONU o la OTAN, por ejemplo, para que otros Estados asuman una participación en defensa del agredido.
Para descubrir y contener amenazas a la seguridad nacional, asimismo, existen servicios de inteligencia y fuerzas especiales que cumplen un rol trascendental. Hasta el espionaje puede ser clave en este sentido.
La seguridad nacional ante amenazas internas
Como ya indicamos líneas arriba, la seguridad nacional no solo mira al exterior, sino que también interviene en el interior de las fronteras. En un sentido amplio, se entiende que un grupo mafioso, una banda de narcotráfico o incluso ladrones sin una organización detrás pueden atentar contra el control del territorio.
En este marco, la seguridad nacional mantiene un lazo estrecho con la llamada seguridad ciudadana, que considera el trabajo de la policía, instituciones y la sociedad civil para lograr una convivencia en armonía.
En este punto hay que volver a hacer referencia a la cuestión legal. Por lo general, no todas las fuerzas de seguridad están habilitadas para intervenir en conflictos internos. Esto supone que el ejército no se encuentra facultado para combatir la delincuencia ni para custodiar las calles.
Podemos repasar lo ocurrido en Argentina durante la última dictadura militar (1976–1983). El gobierno de facto, constituido cuando las fuerzas armadas quebraron el orden constitucional y tomaron el poder, llevó a cabo una cruenta represión ilegal bajo el argumento de cuidar la seguridad nacional ante las acciones de la guerrilla. Los militares no respetaron las leyes, sino que instauraron el terrorismo de Estado (con fusilamientos, torturas, secuestros -incluso de niños recién nacidos-, centros clandestinos de detención y desaparición de personas) con la excusa de afianzar la seguridad interna.