La sensación es aquello que experimenta una persona a partir de los estímulos que recibe mediante los sentidos: el gusto, el tacto, el olfato, la audición y la vista. La percepción, por su parte, supone el registro y el reconocimiento de la realidad física a través de la organización de estas sensaciones.
La idea de sensopercepción, de este modo, está asociada al proceso que permite la captación de los estímulos físicos y su interpretación vía la actividad cerebral. Este proceso comienza con la detección del estímulo a través de un órgano sensorial (como el oído), continúa con la conversión del estímulo en señales que se transmiten al cerebro como impulsos nerviosos y finaliza con el procesamiento de las señales para su interpretación.
La sensopercepción más allá de la biología
Es importante destacar que la sensopercepción trasciende la biología, ya que las cualidades y las características psicológicas inciden en la interpretación de los estímulos. De esta manera, la educación, la fe y la ideología intervienen en el modo en que una persona interpreta los estímulos sensoriales.
Supongamos que dos personas, a través del sentido de la vista, observan que sale humo de una montaña. Uno de estos individuos entiende que el humo se asocia a la erupción de un volcán, mientras que el otro sujeto considera, en cambio, que el humo procede del infierno y que la población local está a punto de ser castigada por su conducta.
Interacción con el mundo exterior
Suele decirse que la sensopercepción es la capacidad que tiene una persona de interactuar con el mundo externo y de internalizar los estímulos que registra de él. Como se puede apreciar a partir de nuestro ejemplo, aunque el estímulo físico sea el mismo (en este caso, humo que procede de una montaña y que se capta a través de la vista), la interpretación puede ser muy diferente.
El hecho de que la sensopercepción no sea idéntica para todos los individuos no significa que no existan límites para considerarla «correcta». De hecho, existen ciertos trastornos que afectan este fenómeno del cual dependemos para ubicarnos dentro del espacio y el tiempo. Veamos a continuación una breve descripción de los trastornos cuantitativos.
Trastornos cuantitativos de la sensopercepción
Este tipo de trastornos puede estar debido a un aumento o a una disminución fuera de lo normal de la percepción a través de los sentidos. Esto da lugar a una nueva clasificación; en el caso del exceso de sensopercepción, pueden darse los siguientes tres casos:
* un aumento en la cantidad de percepciones. Por ejemplo, las drogas pueden generar que un individuo advierta muchos más estímulos de lo normal en un misma situación, y esto se conoce con el nombre de hipermetamorfosis de Kernicka;
* cuando aumenta la intensidad de cada estímulo, de forma tal que puedan causar daños a la persona. Un claro ejemplo es una situación en la cual un ruido produzca graves molestias. En este caso se habla de oxiestesia o hiperestesia;
* si aumenta la riqueza de la sensopercepción, como cuando una persona advierte un sin fin de matices en los estímulos que no son evidentes para el resto.
Otras afecciones
En el otro extremo se encuentran los trastornos por defecto:
* si la intensidad de la sensopercepción disminuye, la nitidez es menor y este fenómeno se conoce como hipoestesia;
* la vivencia del mundo real disminuye, o sea que la participación de la realidad pierde fuerza. En este caso se habla de despersonalización. Cuando son los objetos y el entorno quienes se debilitan en la percepción, entonces el concepto más adecuado es desrealización;
* cuando un individuo comienza a sentir que lo que vive no es espontáneo, sino impuesto.
En este último grupo aparecen también las alucinaciones, que pueden causar todo tipo de alteraciones físicas en la percepción del entorno, como ser la idea de que todos los objetos se encuentra en el mismo plano.