Sensorial es aquello vinculado a los órganos de los sentidos o a la sensibilidad. Para comprender el concepto, por lo tanto, primero hay saber qué son los sentidos y la sensibilidad.
Los sentidos son las distintas capacidades de un ser vivo para, apelando a ciertos órganos, lograr la percepción de estímulos internos o externos. El ser humano tiene cinco sentidos primordiales: el olfato, el tacto, el oído, el gusto y la vista. La sensibilidad, asimismo, es la facultad que permite sentir (experimentar una sensación).
Sistema sensorial
Se llama sistema sensorial, en este marco, a la parte del sistema nervioso que se encarga del procesamiento de la información procedente de los sentidos. Los órganos sensoriales, como los ojos y la lengua, resultan sensibles a los estímulos y envían impulsos nerviosos al cerebro, que los interpreta y brinda una respuesta.
Por otra parte, a las células especializadas que captan los estímulos y producen los impulsos nerviosos como reacción se las denomina receptores sensoriales. Estas células generan señales eléctricas a partir de señales físico-químicas.
Consecuencias de la restricción de los sentidos
Se conoce como privación sensorial, en tanto, a la limitación parcial o total de los estímulos que se captan por un sentido o por varios de ellos. Esta restricción puede ser provocada adrede con distintos objetivos.
Muchas veces la privación sensorial se aplica a modo de tortura. Cuando se extiende en el tiempo, puede causar desde alucinaciones hasta una crisis de ansiedad. Sin embargo, cuando la privación sensorial es breve y se lleva a cabo en un entorno controlado por el sujeto, puede contribuir a la meditación, por ejemplo.
Estimulación sensorial
La terapia de estimulación sensorial estimula los cinco sentidos, además del sistema vestibular y la propiocepción a través de ciertas actividades y estímulos. Se orienta pacientes de todas las edades (aunque, por lo general, se asocia con la infancia) y se debe llevar a cabo con la supervisión de un terapeuta. Su meta principal es que el paciente experimente una mejora en su calidad de vida, que aumente su percepción sensorial y que se potencien todos los aspectos de su día a día, como ser la comunicación, las relaciones interpersonales, su autoestima y su percepción del entorno. Además, en caso de ansiedad, puede servir para relajarlo.
De hecho, esta terapia tiene tantas aplicaciones diferentes que se recomienda tanto para estimular al niño a modo de prevención de ciertos trastornos como para tratar éstos cuando ya se han manifestado, incluso en pacientes adultos. La demencia es uno de los trastornos específicos que puede prevenir (en la infancia) o tratar (en la adultez) la terapia de estimulación sensorial, pero en general se puede aplicar para compensar cualquier déficit en el uso de los sentidos. Las sesiones suelen durar 45 minutos y son potencialmente diferentes en cada paciente, ya que deben centrarse en el estímulo más eficaz para él. Además, cada sesión se enfoca en un solo sentido.
A continuación veremos algunas de las patologías que esta terapia puede tratar en los niños:
* discapacidad intelectual: se trata de una importante limitación en el aprendizaje, el razonamiento y la resolución de problemas, además de las habilidades sociales y prácticas, que comienza antes de la mayoría de edad;
* autismo: afecta la comunicación, tanto la verbal como la no verbal, y disminuye considerablemente la interacción con el entorno;
* asperger: el paciente puede tratar con otras personas, pero su conducta es anormal y se comporta de manera inadecuada, ya que no procesa los estímulos y las emociones como los demás. Suelen interesarse profundamente por ciertos temas específicos.