Sobreexplotación es el acto y el resultado de sobreexplotar: explotar (usar) un recurso de manera excesiva. El término también es aceptado por la Real Academia Española (RAE) como sobrexplotación, con una sola letra E.
Agotar los recursos naturales
La sobreexplotación de recursos naturales es uno de los grandes problemas ecológicos de la actualidad. Este fenómeno atenta contra la biodiversidad y puede afectar la calidad del suelo, el agua y el medio ambiente, por ejemplo.
Mientras se realice una explotación racional y controlada de un recurso, la naturaleza está en condiciones de regenerarlo. Sin embargo, con la sobreexplotación, esa reposición no es posible porque el ritmo de extracción es superior al ritmo de reproducción o renovación, con lo cual el recurso puede llegar a desaparecer.
Sobreexplotación pesquera
Con la sobreexplotación pesquera, por mencionar una posibilidad, el ser humano captura una cantidad desmedida de peces. De esta forma, las especies no alcanzan a reproducirse, debido a que se pesca un número muy alto de ejemplares y se sacan del agua más peces de los que nacen.
Ciertas técnicas, como la pesca de arrastre o el cerco, favorecen la sobreexplotación. Esto se debe a que los barcos pesqueros terminan llevándose especies que no eran su objetivo y ejemplares juveniles.
En los bosques
Otra problemática ecológica es la sobreexplotación de los bosques. En este caso, el hombre tala demasiados árboles para aprovechar su madera, sin que el ecosistema boscoso pueda regenerarse a tiempo para reponerlos. Esta sobreexplotación no solo afecta al territorio en cuestión: con menos árboles en el planeta, la calidad del aire se deteriora y se producen desequilibrios en el clima, entre otras alteraciones.
Consecuencias
Todo esto nos lleva a las consecuencias de la sobreexplotación de los recursos naturales, cuyo conocimiento debería ser razón suficiente para cambiar de actitud. Entre los efectos que acarrea este uso excesivo de la naturaleza destacan los medioambientales, que se pueden resumir en la extinción de diversas especies, tanto animales como vegetales, a causa de que desaparezcan sus hábitats.
En todo el planeta, la cantidad de especies documentadas supera los treinta millones, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (conocida por su sigla UICN) se encarga de hacer un seguimiento a las decenas de miles que están en peligro de extinción. Las consecuencias de la sobreexplotación también alcanzan la economía, ya que la importante degradación de los suelos repercute negativamente en la agricultura, con el inevitable aumento de los precios de mercado.
Nuestra salud y la de los animales también se pone en riesgo a causa de la sobreexplotación de los recursos naturales. Antes mencionamos el caso de los bosques, cuya importancia es vital para la purificación del aire que respiramos. La Organización Mundial de la Salud señala que el noventa por ciento de la gente está sometida a niveles de contaminación altos en el aire, y que siete millones mueren cada año por esta misma razón.
Posibles soluciones
Tenemos ante nosotros dos desafíos que podrían conducirnos a solucionar la sobreexplotación: la conservación de la vida; la creación de un entorno adecuado a nuestras necesidades. Para preservar los recursos naturales debemos, en primer lugar, restaurar aquellos ecosistemas que hayamos deteriorado, frenar la desaparición de los hábitats y ampliar la lista de áreas protegidas.
Por otro lado, deberíamos potenciar los sistemas de producción, para lo cual es necesario comenzar a usar menos recursos, materiales y objetos en las tareas de desarrollo, lo cual derivaría en una reducción de la cantidad de residuos provocados. La clave está en la sostenibilidad, que va de la mano de la energía renovable. Como consumidores, escoger los productos que menos daño hagan al medio ambiente y evitar el derroche de agua y electricidad es fundamental.