Supermercado es un concepto creado como calco del vocablo inglés supermarket. Mencionado como automercado en Venezuela, se trata de un establecimiento dedicado a la venta minorista de múltiples productos bajo la modalidad de autoservicio.
Se sirve uno mismo
Quien compra en un supermercado, por lo tanto, recorre las instalaciones y va tomando aquellos artículos que desea adquirir, los cuales puede depositar en una canasta (cesta) o en un carrito. Una vez que ya tiene todo lo que buscaba, el cliente debe acercarse a una caja y pagar.
En un supermercado se pueden comprar alimentos, artículos de limpieza y productos de higiene personal, por ejemplo. Los supermercados más grandes, denominados hipermercados, suelen ofrecer también ropa, comidas ya preparadas y ruedas para vehículos, entre otras opciones.
Disposición estratégica
Los productos en venta se distribuyen en muebles expositores conocidos como góndolas. La ubicación de los productos en las góndolas, y de las propias góndolas en el edificio, no es casual: el objetivo del supermercado es conseguir que la gente tenga que recorrer todo el establecimiento para satisfacer sus necesidades básicas ya que de este modo se incrementan las probabilidades de que además adquiera otros artículos.
Además de la estrategia usada para mantener en movimiento al público, los supermercados suelen usar otra complementaria: cambiar de lugar los productos con cierta frecuencia. Esto no siempre es sutil, sino que a veces la reubicación es drástica y se aplica incluso a los artículos fundamentales. Si llevamos comprando en la misma tienda desde hace tiempo y ya hemos memorizado la ubicación de cada cosa, el impacto puede ser considerable ya que nos obliga a recorrer gran parte del edificio como si fuera nuestra primera visita.
Precios competitivos
Por lo general los supermercados tienen precios más bajos en comparación a los mercados pequeños y a las tiendas de barrio. Esto es posible gracias a la posición de poder que ostentan al negociar con los proveedores y a que el fuerte de su negocio no se encuentra en el margen de ganancia sino en el volumen de ventas.
Claro que los pequeños comerciantes no sufren esta diferencia al punto de perder su espacio en el mercado, porque sus tiendas ofrecen una experiencia más rápida en todo sentido: la menor cantidad de productos y la cercanía con la calle hace que podamos resolver la compra en un par de minutos, mientras que la visita al supermercado suele ser inevitablemente más larga y cansadora. Además, por barrio hay muchos más mercados pequeños, de manera que si nos da sed y solamente queremos una bebida, seguramente lleguemos antes a uno de éstos que a un supermercado.
Supermercado en línea
Un supermercado en línea (u on line, si usamos el anglicismo), por otra parte, es un sitio web donde los clientes pueden elegir productos, pagarlos a distancia y recibirlos en su domicilio. Hoy en día es común que los supermercados tradicionales dispongan también de una versión en línea.
Esta modalidad tiene sus ventajas y sus desventajas. Por un lado, resulta mucho más cómoda que la tradicional, porque podemos hacer la compra desde cualquier parte, a través del teléfono o el ordenador, y decidir qué día y en qué franja horaria recibirla. Si tenemos una semana demasiado atareada o estamos inmovilizados por alguna enfermedad, por ejemplo, disponer de este servicio es un sueño.
Claro que la compra en línea no es perfecta. Quizás su mayor desventaja sea la imposibilidad de comparar precios cómodamente, como si estuviésemos en el establecimiento, descubrir ofertas que tal vez no hayan sido agregadas al catálogo digital o incluso hacer preguntas a otras personas. En pocas palabras, la compra desde casa es para quienes sepan exactamente qué necesitan, mientras que la presencial invita a la exploración y el descubrimiento de nuevos productos.