Tambor es un término que tiene múltiples usos. El concepto puede emplearse con referencia a un instrumento de música que consiste de una caja de resonancia con parches o membranas que se golpean con palillos. El tambor, por lo tanto, forma parte del grupo de los instrumentos de percusión.
Quien toca el tambor golpea el parche con los palillos, o en ciertos contextos con una mano, para generar el sonido. El bongó, el tamboril, la caja, la batería, el timbal y el redoblante son algunos de los instrumentos vinculados al conjunto de los tambores.
Por ejemplo: «Mi hijo me pidió que le regale un tambor para su cumpleaños», «En la introducción de la canción sobresale el sonido de los tambores», «El vecino de arriba está todo el día tocando el tambor y no me deja dormir».
Aprender a tocar el tambor
A diferencia de otros instrumentos o familias de instrumentos, el tambor tiene una curva de aprendizaje que permite a los estudiantes comenzar a hacer música en muy poco tiempo, incluso luego de la primera lección.
Esto no significa que no sea posible alcanzar un alto nivel de complejidad, sino que no hay una barrera inicial comparable con la del violín o el piano, por ejemplo, que exigen mucho más esfuerzo al comienzo para poder ejecutar una simple pieza.
Un recurso terapéutico
Una de las curiosidades del tambor es que a simple vista es un instrumento para producir ruido, pero en el fondo puede convertirse en una herramienta ideal para la búsqueda del equilibrio personal, ya que más allá del ámbito musical puede resultar terapeutico. Si bien presenta ciertas diferencias, el tambor se halla presente en casi cualquier género musical, uno de sus aspectos más atractivos para quienes desean dar sus primeros pasos, ya que probablemente no deban cambiar sus gustos musicales.
Tocar el tambor exige un nivel de coordinación particular: cada mano debe seguir un patrón diferente, algo similar a lo que ocurre con el piano. Esto puede resultar muy beneficioso para quienes necesiten refinar sus habilidades motoras para hacer frente a ciertos trastornos. Dado que el tambor es un instrumento que suele congregar a la gente, puede servir también como una herramienta para enfrentar rasgos de la personalidad tales como la inhibición.
El estrés es un problema con el que debemos lidiar casi todos en la sociedad moderna, ya que se filtra de manera casi inevitable en nuestro sistema a causa de las exigencias sociales y los problemas económicos, tan comunes en el día a día. Además de una dieta sana, el ejercicio físico y la meditación, aprender a tocar el tambor es uno de los consejos que muchos especialistas les dan a sus pacientes para aliviar la tensión y despejar la mente.
Otros objetos denominados tambor
Diversos objetos con forma cilíndrica también reciben el nombre de tambor. Los recipientes de este tipo que se emplean para el tostado de granos o para desarrollar distintos tipos de procesos mecánicos pueden nombrarse como tambores: «Por favor, lleva los tambores de maíz al depósito», «Fíjate qué hay en ese tambor metálico», «Los cereales se secan en un tambor y luego se muelen».
El cargador giratorio que alberga las municiones de los revólveres recibe la denominación de tambor: «La Policía encontró un arma con cinco balas en su tambor», «El hombre salvó su vida ya que al delincuente se le trabó el tambor de la pistola», «No hay peligro: ya confirmé que el tambor del revólver está vacío».
Para la arquitectura, por último, un tambor es una estructura que funciona como la base de la cúpula, prolongándola. Estos tambores suelen ser cilíndricos, aunque es posible hallar tambores poligonales. La finalidad del tambor es incrementar la altura de la cúpula para que ésta sobresalga del resto de la construcción.