Tantear puede ser averiguar algo con disimulo.
La noción de tantear tiene varios usos. Este verbo puede referirse a tratar de averiguar algo de manera sutil o con disimulo.
TemasAlgunos ejemplos
A continuación tenemos tres oraciones de ejemplo con dicha acepción, en la cual la fuente de la información a averiguar es otra persona: “Voy a tantear a Matías para ver si podemos organizar la reunión en su casa”, “No creo que pedir un aumento de salario en este momento sea una buena idea, pero de todas maneras me encargaré de tantear al jefe”, “Anoche me llamaron para tantear mi parecer sobre las medidas tomadas por el gobierno”.
En el primer ejemplo, el emisor afirma que hablará con Matías para que le diga si está dispuesto a ofrecer su casa para realizar una reunión. Se trata de hacerlo con sutileza o disimulo, ya que no se siente cómodo preguntándoselo de manera directa porque teme que lo considere un abuso de confianza. La segunda oración nos presenta un caso similar: el emisor desea que aumenten su salario pero no considera conveniente hablar del tema directamente sino que prefiere tantear a su jefe, generar una conversación de la cual pueda deducir si esta mejora en sus condiciones de trabajo es factible.
Por último, el tercer ejemplo nos presenta una situación en la cual el emisor recibió una llamada telefónica para averiguar de manera disimulada su opinión acerca de la situación política. No fue un cuestionario puntual, sino más bien una conversación que giró en torno al tema principal sin acercarse tanto como para que las respuestas fueran demasiado comprometedoras.
Estimar un valor
Tantear, por otra parte, puede consistir en estimar de forma aproximada una cantidad, una medida, un peso, etc. Para esto se observa la apariencia de aquello cuyas características se pretende tantear o se recurre a algún recurso informal o impreciso: “Para tantear la temperatura del aceite, lo mejor es arrojarle unas gotas de agua y fijarse si se produce una reacción”, “Pasamos tan rápido por la feria que ni siquiera pude tantear el precio de las frutas frescas”, “El hombre levantó la piedra para tantear su peso y determinar si le resultaría útil”.
Antes de proceder con la explicación de los ejemplos, podemos establecer una relación entre esta acepción y la expuesta al principio: en ambos casos, el contacto con la información deseada no es directo o profundo, sino más o menos superficial y poco arriesgado. En la primera oración, el emisor afirma que es posible saber si el aceite ha alcanzado la temperatura deseada observando la reacción de unas gotas de agua en la sartén; sobra decir que para una medición precisa sería necesaria una herramienta tal como un termómetro, ya que este método simplemente nos arrojará valores estimativos.
El segundo ejemplo presenta una situación diferente, en el que tantear se entiende como observar con poco detenimiento: tantear un precio es simplemente mirarlo durante un momento, y no estudiarlo o compararlo minuciosamente con otro u otros para asegurarnos de que sea realmente conveniente. Finalmente, en la tercera oración, un hombre prescinde de un instrumento tal como una balanza y decide pesar una piedra simplemente con su mano, ya que no le interesa el valor exacto.
Estimar el peso de algo sin instrumentos es tantearlo.
En derecho
En el terreno del derecho, tantear implica ofrecer por un bien el mismo precio en que el elemento en cuestión fue rematado en favor de otro individuo, haciendo así uso de la preferencia que otorga la legislación en casos específicos. Puede decirse que el tanteo es un derecho de adquisición que concede a alguien prioridad a la hora de una adquisición.
Aquel con derecho de tanteo tiene un determinado plazo para ejercerlo. Así, al tantear, puede concretar la compra antes que los demás.
