La taquigrafía es la disciplina que, apelando a abreviaturas, caracteres y signos, busca que la escritura pueda ser tan rápida como el habla. Los sistemas de taquigrafía se utilizan para la transcripción de discursos en tiempo real.
Lo habitual es que la taquigrafía no transcriba la totalidad del discurso, sino que el mismo puede ser reconstruido luego por el taquígrafo. Quien no conoce el sistema empleado o no haya escuchado el discurso original, no podrá entender el texto creado mediante la taquigrafía.
La tarea del taquígrafo, por lo tanto, consiste en transcribir el discurso mediante un sistema taquigráfico y después pasar dicho texto a la escritura convencional. Este segundo paso permite que el material sea accesible para cualquier persona.
Usos de la taquigrafía
Es posible encontrar usos de la taquigrafía en diversos ámbitos. Cuando se desarrolla un juicio, un taquígrafo se encarga de transcribir los diferentes testimonios que forman parte del proceso judicial. Los taquígrafos también actúan para el registro de los debates que se desarrollan en el Congreso o en una Legislatura.
Otra utilización de la taquigrafía se halla en el subtitulado de transmisiones en vivo que se realizan por televisión. El sistema, en este caso, contribuye a que se puedan transcribir los dichos a medida que se van expresando. En estos casos, siempre es necesario el uso complementario de un programa informático capaz de traducir las notas al idioma en el cual se pretenden emitir los subtítulos. En algunos países, como ser Inglaterra y Estados Unidos, es muy común la inclusión de subtítulos en gran parte de su programación televisiva, algo indispensable para que la porción del público que sufre trastornos auditivos también pueda disfrutar de ella.
Es importante destacar que, pese a que los sistemas taquigráficos pueden aprenderse con bastante rapidez, no es sencillo ponerlos en práctica y adquirir la velocidad necesaria para transcribir el habla. Por eso el uso de la taquigrafía no se encuentra extendido en la vida cotidiana, por ejemplo en el ámbito académico o en la mayoría de los trabajos.
Recorrido histórico
La historia de la taquigrafía nos lleva al siglo IV a. C., cuando el filósofo e historiador griego llamado Jenofonte la aprovechó para realizar transcripciones biográficas de Sócrates. En su etimología encontramos los términos griegos correspondientes a los conceptos de «rapidez» y «escritura». Fuera de Grecia, los fenicios y los romanos también usaron esta técnica de escritura veloz; en el Imperio Romano hay registros de su utilización desde la época de Cicerón, a lo largo del siglo I a. C., de acuerdo con los hallazgos del historiador griego Plutarco.
Este sistema evolucionó y llegó a ser editado para su posterior estudio, aunque quedó en la oscuridad durante varios siglos, hasta la Edad Moderna. Recién en el año 1588, el médico inglés Timothy Bright lo rescató del olvido y así fue pasando por otros países del continente europeo, como ser Francia, Alemania, Italia y España, un proceso que tomó más de doscientos años. La invención de la versión española de la taquigrafía se le atribuye a Francisco de Paula Martí, un criptógrafo y dramaturgo de Valencia, en 1802, y su sistema es considerado por muchos el más eficiente de los descubiertos hasta su época.
La taquigrafía, hoy
En la actualidad coexisten varios sistemas de taquigrafía, por lo cual el primer paso del aprendizaje consiste en escoger el que más se adecue al tiempo del que disponemos para estudiar y a la velocidad que pretendemos alcanzar al escribir, además de tomar en cuenta el sistema preferido en nuestra profesión.
Los tres más conocidos, que se han adaptado del inglés a varios idiomas, son el Gregg Pre-Anniversary, el Gregg Anniversary y el New Era Pitman, favoritos desde el siglo 19 por brindar la mayor velocidad.