Se conoce como teletrabajo a la actividad laboral que se desarrolla fuera de las instalaciones de la empresa contratante, apelando a las tecnologías de la información y de la comunicación para el desarrollo de los quehaceres.
Puede decirse, por lo tanto, que el teletrabajo es el trabajo que se realiza a distancia. El trabajador, equipado con una computadora (ordenador) con conexión a Internet, puede completar diferentes tareas casi como si estuviese en las oficinas de la empresa. Esta modalidad de trabajo ofrece diversos beneficios tanto para el empleado como para la compañía.
Ventajas del teletrabajo
La principal ventaja del teletrabajo es que se evita la inversión de tiempo para el desplazamiento del hogar a la oficina. El trabajador puede desarrollar su labor desde su casa, sin necesidad de viajar a la sede de la empresa. Esto además posibilita que la persona pueda trabajar para una firma del extranjero sin ningún problema.
El teletrabajo, por otra parte, contribuye a la reducción de costos. El empleado no invierte en viajes, mientras que la empresa suele pagar por trabajo recibido.
La tecnología facilita el contacto virtual de múltiples formas: el trabajador y su jefe pueden intercambiar correos electrónicos, chatear o participar de videoconferencias, por ejemplo. El trabajador, por otro lado, puede enviar su trabajo a la empresa por email, FTP, CMS u otros mecanismos.
La libertad de trabajar desde cualquier ubicación geográfica es uno de los argumentos más mencionados por los defensores del teletrabajo. La persona no sólo puede desempeñarse laboralmente desde su casa, sino que también puede hacerlo desde un cibercafé, un hotel, un restaurante o incluso desde cualquier espacio público con conexión a Internet.
Sus desventajas
En los párrafos anteriores, el teletrabajo se presenta como una opción muy adecuada a los tiempos que corren, ya que aprovecha las tecnologías actuales para ampliar las oportunidades de trabajo a la vez que se reducen los costos de mantenimiento. Sin embargo, no siempre se trata de la alternativa más conveniente a la modalidad de trabajo convencional, es decir, a la presencial.
Una de sus desventajas más comunes es la falta de contrato, y esto acarrea otras, como ser la ausencia de vacaciones y pagas extras. Si bien en muchas empresas el personal no firma contratos ni accede a los beneficios que les corresponden por su desempeño, existen diversos acuerdos que, a pesar de estar al margen de lo establecido por la ley, compensan en parte dichas deficiencias. Por ejemplo, muchos trabajadores en negro disfrutan de períodos de vacaciones pagas, e incluso de bonos por su rendimiento. Lo mismo no suele ocurrir con el teletrabajo, y a simple vista no parece haber una respuesta que justifique la diferencia, aunque existe.
Teletrabajo, libertad y remuneración
Como se menciona más arriba, el teletrabajo supone un ahorro de tiempo y dinero para ambas partes, el empleador y el empleado: el primero no debe cubrir gastos de desplazamiento, ni adquirir equipos o pagar las cuentas de luz y agua; el trabajador, por su parte, si bien debe hacerse cargo del gasto eléctrico y del mantenimiento de los dispositivos que usa para trabajar, se ahorra tiempo y dinero en ropa, además de poder organizar sus tareas como más le convenga. La mayor libertad del empleado no justifica la ausencia de un contrato o el incumplimiento de las obligaciones de su empleador, pero al menos le permite llevar un ritmo de vida muchas veces envidiado por quienes pasan en una oficina gran parte de su semana.
Por otro lado, es importante señalar que el teletrabajo suele tener una paga considerablemente menor que el presencial, y esto se traduce en un esfuerzo mayor para alcanzar un salario apenas comparable. Existen excepciones, y las condiciones están mejorando lentamente, con lo cual es posible que en un futuro no muy lejano trabajar desde casa sea una opción realmente equivalente a desplazarse a una oficina.