Se denomina cobertizo al tejado que sobresale de una pared y que, por lo tanto, permite cubrirse de las precipitaciones. También se llama cobertizo al lugar cubierto de forma rústica o precaria que resguarda a los individuos, los animales y los objetos de las inclemencias del tiempo.
Por ejemplo: “El criminal ocultaba la droga en el cobertizo”, “Viví durante dos años en el cobertizo de una pareja de ancianos que me brindó refugio”, “Perdí todas las máquinas debido a un incendio en el cobertizo”.
Un cobertizo puede ser un tinglado o un galpón. Se trata de una construcción simple, de una única planta, que se emplea para el almacenamiento de distintos elementos o para el desarrollo de aficiones. Muchas veces son estructuras de madera con techo de chapa, aunque sus características pueden variar.
Una persona puede construir un cobertizo en el jardín de su casa para guardar herramientas, como martillos, destornilladores, serruchos, etc., por citar un caso. Otro sujeto puede destinar un cobertizo al modelismo, que es su hobby. Los cobertizos también se destinan al depósito de pesticidas, combustible y otros productos.
En algunas ciudades, el cobertizo es un elemento muy común, mientras que en otras prácticamente no existe. Por ejemplo, en Londres se trata de un componente infaltable de las casas con jardín, y podemos encontrarlos en muchas partes de la ciudad.
Este tipo de estructuras incluso se aprovecha como oficina en algunos lugares. De esta manera alguien puede trabajar desde su casa, pero en un ambiente separado de la vivienda. Con ciertos equipos informáticos e infraestructura de comunicaciones, un cobertizo puede convertirse en una oficina de teletrabajo.
En el ámbito rural, los cobertizos muchas veces se usan para que los animales de granja puedan guarecerse. Quienes tienen ovejas suelen emplear los cobertizos para las tareas de esquila.
Consejos para fabricar tu propio cobertizo
Dadas las múltiples aplicaciones que tiene el cobertizo, es normal que casi todos queramos tener uno. Sin embargo, dependiendo de nuestra ubicación geográfica, las casas no siempre cuentan con este tipo de construcción, aunque sí dispongan de un amplio jardín, y por eso resulta tan útil aprender a fabricarlo por nuestra cuenta.
El primer paso, como en cualquier proyecto de esta clase, es encontrar el lugar adecuado, en este caso, en el jardín. Dependiendo de las actividades que deseemos realizar en el cobertizo nos convendrá una esquina, o quizás una zona desprendida de los muros.
Una vez escogido el sitio, se recomienda realizar el diseño en papel. Si bien sabemos que el cobertizo no destaca por la complejidad de su estructura, debemos adaptar sus dimensiones, su disposición, su cantidad de ventanas y puertas a nuestras necesidades, incluso si estas nos llevan a cruzar ligeramente el límite de la definición misma de «cobertizo».
El siguiente paso es comenzar a instalar las vigas principales, tomando en cuenta que la última debe colocarse donde terminará el tejado, con una inclinación mínima de un 15% con respecto a la inicial. Muchas personas destinan una de las esquinas del jardín al cobertizo para ahorrarse dos de las paredes, y esto puede repercutir en un beneficio tanto económico como energético.
Para la cobertura del exterior se suele utilizar madera machihembrada, ya que es fácil de cortar y de colocar, además de ser liviana y adaptarse a todo tipo de tratamientos, como ser el barnizado. Al ubicar los tablones de madera para el techo se aconseja hacerlo de forma tal que no se complique tomar las medidas del último, ya que siempre es necesario recortarlo un poco para que encaje a la perfección.
Las puertas y las ventanas también se pueden fabricar íntegramente en casa, aunque la manipulación de los cristales es más riesgosa. Por esta razón, a veces es preferible comprarlas a medida en tiendas especializadas.
