Los trabajadores migrantes son individuos que desarrollaron, están desarrollando o desarrollarán una actividad laboral en un Estado diferente al propio. Se trata, por lo tanto, de individuos que se desempeñan laboralmente fuera de su país de nacimiento.
Cabe destacar que se denomina trabajador a quien trabaja. El término suele referirse al sujeto que cuenta con un trabajo remunerado (es decir, que obtiene una retribución económica por su labor). Migrante, por su parte, es aquel que migra: se traslada desde su lugar de residencia o otro distinto.
La migración laboral, en definitiva, es protagonizada por hombres y mujeres que se alejan de su tierra para trabajar en otro país. La emigración puede decidirse por múltiples motivos e incluso en ocasiones hay un desplazamiento forzado.
Características de los trabajadores migrantes
La situación de los trabajadores migrantes se encuentra regulada por un tratado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que fue adoptado a fines de 1990. Se trata de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, que confiere un marco jurídico y apunta a garantizar los derechos laborales. Esta convención, asimismo, busca evitar la migración clandestina, estableciendo castigos para los traficantes de personas y para quienes emplean migrantes en situación irregular.
Debe considerarse que los trabajadores migrantes pueden clasificarse en distintas categorías. Hay trabajadores itinerantes, de temporada y fronterizos, por ejemplo, además de la llamada gente de mar. Cada grupo tiene sus características particulares y se enfrenta a diversas problemáticas.
Hay que tener en cuenta que, para trabajar legalmente en el extranjero, hay que cumplir con ciertos requisitos. Es necesario tramitar la documentación y los permisos de trabajo correspondientes para evitar una situación irregular.
Los trabajadores migrantes sin los documentos y permisos establecidos por la ley no cuentan con ningún tipo de protección. En ese empleo informal pueden sufrir violaciones de derechos humanos y carecen de seguridad laboral.
Cuando los trabajadores migrantes están en regla, de todos modos, pueden experimentar problemas de integración cultural y sufrir discriminación por xenofobia o racismo. Por eso es importante que los Estados, más allá de velar por el cumplimiento de la legislación laboral, se comprometan con el bienestar social de los trabajadores.
Dicha responsabilidad también recae en los medios de comunicación, cuyo rol incide en las percepciones públicas. El combate contra los estereotipos debe darse en todos los ámbitos para la construcción de una sociedad pacífica, armónica y empática.
La trata de personas
Los trabajadores migrantes pueden ser víctimas de la trata de personas. Así se denomina al delito que consiste en explotar a una persona para obtener una ganancia.
Puede señalarse que la trata de personas implica un movimiento ilegal de individuos. También llamada tráfico humano, supone captar, ofrecer, trasladar y/o acoger personas para explotarlas.
En el caso de los trabajadores migrantes, hay una explotación laboral. En ocasiones, las víctimas llegan engañadas al otro país, donde se encuentran sin recursos ni asistencia. Así son forzadas a realizar distintas actividades por una paga mínima o incluso solo a cambio de alojamiento y comida.
Beneficios generados por los trabajadores migrantes
Los trabajadores migrantes generan importantes beneficios tanto para su nación de origen como para el país de acogida. Esa realidad es importante de marcar, ya que estas personas -como ya indicamos- suelen ser discriminadas en su nuevo hogar y hasta reciben acusaciones de quitarle el trabajo a los pobladores locales. Las estadísticas marcan que, en lugar de aumentar la pobreza, estos trabajadores generan el efecto contrario.
El trabajo de los migrantes aporta al desarrollo del país receptor. Sus capacidades contribuyen al crecimiento de la economía, que gana en productividad y consigue sumar diversos productos y servicios a su mercado. También pagan impuestos que constituyen un aporte a las arcas estatales.
El país de origen, de forma simultánea, se beneficia con las remesas que envían los trabajadores migrantes. Por lo general esas transferencias de dinero llegan a países pobres o subdesarrollados, permitiendo que muchas personas puedan satisfacer sus necesidades básicas o acceder a determinados servicios gracias a esas divisas.
Otra ventaja para el país de origen se da con el retorno voluntario de esos trabajadores. Dicho regreso suele darse con hombres y mujeres que tuvieron acceso a la educación superior o que tuvieron importantes experiencias en el extranjero, con lo cual están en condiciones de enriquecer con sus conocimientos, capacitación profesional y destrezas a su tierra natal.
No puede dejar de indicarse, de todas formas, que lo ideal es que ninguna nación pierda a personas en edad productiva, ya sean trabajadores calificados o trabajadores no calificados. Esos sujetos que emigran pasan a generar valor en el exterior en lugar de hacerlo en su patria.
Por eso, el desarrollo sostenible de un país exige la retención de talentos. Cuando se produce una fuga de cerebros, el daño se genera en el presente pero sobre todo en el futuro.