El trabajo remoto es una modalidad de empleo que permite, de modo absoluto o parcial, cumplir objetivos laborales desempeñando tareas a distancia, cualquiera sea el lugar del planeta en el cual cada empleado/a se encuentre desempeñando la función para la cual fue contratado/a.
Este estilo se caracteriza por priorizar las metas y apostar tanto al compromiso como a la responsabilidad individual. Así, pues, no se pone la exigencia en el horario a cumplir por cada integrante de la empresa, habiendo más libertad en ese aspecto. De todas maneras, resulta conveniente acordar siempre la disponibilidad horaria de los trabajadores a fin de saber a quién acudir o consultar ante urgencias o imprevistos.
Años atrás, a raíz de la pandemia de coronavirus que obligó a cumplir aislamiento social y confinamiento durante varios meses, la variedad de home office se impuso a escala mundial. Estudiar a distancia y adaptarse a los lineamientos del teletrabajo llevó a multitudes a vincularse desde una pantalla, comunicándose unos con otros desde redes sociales, videoconferencias, mensajería instantánea, etc.
Tipos de trabajo remoto
El trabajo remoto puede encuadrarse en distintas categorías de acuerdo a las particularidades y las condiciones en las cuales se lleve a cabo.
En ciertas circunstancias, por ejemplo, se pacta que el empleado desarrolle tareas a diario de modo remoto pero sin dejar del todo el formato presencial. En este modelo de trabajo híbrido (combinación de presencial y remoto) suele haber flexibilidad laboral y se apela a la autodisciplina para estipular y cumplir días y horarios de reuniones virtuales, asistencia a la oficina, etc.
En algunas compañías (o en determinados rubros), en cambio, se impone como una alternativa útil y conveniente para la productividad, la comodidad y la economía del personal y de los empleadores la idea del trabajo remoto absoluto. En este sistema rige un trabajo por objetivos y se evidencia una coordinación grupal para que los desafíos corporativos o los emprendimientos prosperen y sea posible alcanzar el éxito sin necesidad de haber un espacio común de encuentro cara a cara para la dinámica laboral.
Tampoco se puede perder de vista que en contextos donde todavía se prioriza el empleo presencial también se valora el trabajo remoto ocasional, una opción que resulta válida y oportuna en escenarios específicos o en casos de fuerza mayor.
Beneficios y desventajas
Si bien el trabajo remoto le genera importantes beneficios tanto a los trabajadores como a las empresas en su conjunto, esta modalidad presenta algunos puntos desfavorables.
Son aspectos a favor del empleado el horario flexible del trabajo a distancia, la autonomía que brinda y el ahorro de tiempo en desplazamientos. A nivel corporativo se evitan inversiones vinculadas a las instalaciones o infraestructuras de la firma y, al no requerir que el personal esté ocupando un puesto de manera presencial, se contribuye a la reducción de huella de carbono.
En numerosos casos, el teletrabajo permite que haya un mejor clima laboral (ya que se minimizan los problemas asociados a relaciones tensas o conflictos propios del contacto cotidiano entre miembros de un equipo), así como más productividad, rendimiento y eficiencia. Incluso se fomenta la colaboración intercultural, hay acceso a talento global y, en ese marco, las distancias geográficas dejan de ser barreras a la hora de trabajar en pos de un objetivo común. Adoptar el modelo de trabajo a distancia o home office, como se advierte en la práctica, otorga múltiples ventajas competitivas para empresas.
Claro que, más allá de reconocerse el carácter innovador y práctico del trabajo remoto, salen a la luz varias desventajas o cuestiones que se necesitan reconocer y abordar. En primer lugar, hay que aprender a alcanzar un equilibrio saludable para mejorar el balance trabajo-vida. La autodisciplina es esencial para cumplir laboralmente pero también para saber frenar y desconectarse oportunamente.
Simultáneamente, hay que ocuparse de la ergonomía en el hogar a fin de organizar un espacio cómodo (con equipamiento y mobiliario adecuado para el empleo virtual que obliga a pasar largas horas frente a una pantalla) y tener cotidianamente buenos hábitos y correctas posturas corporales. Los teletrabajadores son propensos a padecer problemáticas vinculadas a la irritación de los ojos, las contracturas y los dolores musculares, al peso y al insomnio, por ejemplo. Al multiplicarse la cantidad de gente haciendo trabajo remoto, además, se incrementaron los casos de la llamada fatiga de videoconferencia (tal la expresión que refiere al agotamiento surgido tras responder en un mismo día a varias reuniones a través de Internet).
Herramientas al servicio del trabajo remoto
Al servicio de aquellos que trabajan a distancia hay una enorme variedad de programas, aplicaciones y herramientas.
Skype y Zoom, por indicar dos casos puntuales a modo de referencia, posibilita las comunicaciones a distancia, mientras que desarrollos tecnológicos como Trello, Basecamp resultan aliados de la gestión del trabajo remoto y la organización de tareas.
Claro que para resguardar información confidencial o datos sensibles, se lleven a cabo tareas a distancia o en una oficina, es sumamente necesario dentro de la esfera laboral invertir en ciberseguridad. Los antivirus, los navegadores seguros, la encriptación y los permisos para acceder a ciertos archivos son vitales para trabajar bien y cuidar tanto los equipos como los contenidos que se emplean y/o se generan.