Traslaticio es un adjetivo que, respecto al sentido de un término, refiere a que resulta diferente del más usual o del original. El concepto, que también puede mencionarse como translaticio, procede del vocablo latino translaticius.

El significado traslaticio de una palabra, por lo tanto, no es el habitual o el primitivo. Por el contrario, aunque mantiene un vínculo con este, se trata de una acepción que alude a algo distinto.
Tomemos el caso del sustantivo “jirafa”. La primera significación que indica la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace mención a un mamífero rumiante que puede medir unos cinco metros de altura. Partiendo de esta definición, hay un significado traslaticio de “jirafa” que permite nombrar a un individuo delgado y muy alto de este modo. Así, una “jirafa” puede ser un animal nativo del continente africano o una persona que sobresale por su particular contextura física.
Un proceso similar se da con el concepto de “ladrillo”. La RAE señala, en primer lugar, que así se llama a la masa de arcilla que, una vez cocida, se utiliza para la construcción. Más allá de este significado literal, hay un significado traslaticio que habilita a usar “ladrillo” como sinónimo de algo pesado o que causa aburrimiento.
En el campo del derecho, por otra parte, un título traslaticio posibilita una transferencia de dominio. Se trata del título que, debido a su propia naturaleza, se emplea para traspasar el dominio de un bien, como ocurre con una donación, una permuta o una venta. Un acto traslaticio, de igual forma, transfiere derechos a favor de un individuo.