Un ultimátum suele anunciar una grave represalia si el receptor no cede.
La etimología de ultimátum nos lleva a ultimātum, un vocablo del latín tardío que a su vez deriva de ultimāre (traducible como «llegar a su fin»). El concepto se emplea en el terreno de la diplomacia para aludir al comunicado escrito que transmite una resolución tajante y concluyente.
TemasUn dictamen definitivo
Más allá del marco diplomático, un ultimátum es un dictamen definitivo. Se trata de una sentencia que no admite una respuesta negativa a lo que ordena o instruye.
A través de un ultimátum, se instituye un plazo para el acatamiento de ciertas obligaciones. Si la otra parte no cumple con las exigencias establecidas, debe atenerse a las consecuencias anunciadas por quien lanza el ultimátum.
Lo habitual es que el ultimátum funcione como la última demanda tras diversas peticiones. El periodo que se otorga es acotado y se cierra la puerta a futuras negociaciones. Aquel que recibe el ultimátum solamente tiene la posibilidad de cumplir si pretende evitar los efectos de la advertencia.
Algunos ejemplos
Un gobierno, por mencionar un caso, puede dirigir un ultimátum a otro país antes de una declaración de guerra, obligándolo a realizar (o a dejar de realizar) cierta labor para evitar la ofensiva bélica. El ultimátum puede ordenar la interrupción de un programa armamentista: de lo contrario, se iniciará un ataque militar.
Como indicamos más arriba, antes del ultimátum hay una comunicación con un tono diferente, más ameno o con vistas a una potencial negociación. Incluso en el caso de dos países que se encuentran enfrentados y que se muestran hostiles mutuamente, no puede existir un ultimátum si antes no hay una conversación menos terminante, a través de la cual al menos una de las partes exprese su deseo de resolver el conflicto. Es recién cuando parece que los esfuerzos diplomáticos no conducen a una solución que surge este anuncio
Un empleado puede dar un ultimátum a su jefe, avisándole que si no recibe su sueldo en las próximas veinticuatro horas, tomará acciones legales. Este ejemplo tiene repercusiones menores que el anterior, pero para el individuo que ve su dinero en peligro no es precisamente un problema leve. Se sobreentiende que antes de esta instancia se ha comunicado con su jefe al menos una vez, pidiéndole que le pague por su trabajo, y que ante los excesivos atrasos o la ausencia de una respuesta decidió recurrir al ultimátum para presionarlo.
Un secuestrador, por su parte, amenaza a los familiares de su rehén diciéndoles que asesinará a la persona cautiva a menos que paguen un cierto monto, lo cual funciona como un ultimátum. Aquí volvemos a una situación mucho más tensa, en la que también se pone en juego la vida de alguien. Quienes hayan tenido la desgracia de experimentar algo así, claramente no habrán subestimado una amenaza de esta magnitud, aunque el mayor problema es que no siempre pueden reunir la cantidad de dinero que les exigen.
El origen del término «ultimátum» se encuentra en el latín.
Etimología
La conversación acerca de la etimología del término ultimátum no es sencilla, ya que existe más de un punto de vista. Por un lado están quienes creen que se trata de un cultismo (vocablo tomado del latín o del griego clásico directamente) que llegó a nuestra lengua recientemente, en el año 1834, por medio del inglés, aunque su origen se encuentra en el latín.
Pero también hay estudiosos que se oponen a esta teoría, señalando que su recorrido lo llevó por las lenguas vernáculas partiendo de los escritos diplomáticos redactados en latín. Según esta visión, que esta palabra haya aparecido en el diccionario de la Real Academia Española recién en 1834 no indica su llegada a nuestro idioma, sino simplemente la fecha de su registro oficial.
