Las variables son, en el campo de las matemáticas, símbolos que aparecen en una función, una fórmula, una proposición o un algoritmo. Su principal característica es que tienen la capacidad de adoptar distintos valores.
Cuando el valor de una magnitud depende exclusivamente del valor de otra magnitud, se establece una función matemática. Esta segunda magnitud, que determina el valor de la primera, recibe el nombre de variable independiente. En cambio, la magnitud cuyo valor depende de la otra actúa como una variable dependiente.
Un análisis etimológico
Es importante que conozcamos que este término se encuentra conformado por dos palabras que, etimológicamente hablando, proceden del latín:
-Variable deriva de “variabilis”, que significa que algo puede cambiar de aspecto y que está formada por dos partes diferenciadas: el verbo “variare” (cambiar de aspecto) y el sufijo “-able”, que se emplea para indicar posibilidad.
-Independiente, por otro lado, es fruto de la unión de tres componentes latinos: el prefijo “in-“, que indica negación; el verbo “dependere”, que puede traducirse como “estar bajo la voluntad de otro”; y el sufijo “-nte”, que se usa para dejar constancia del “agente”.
Datos de interés sobre las variables independientes
Además de toda la información que hemos otorgado sobre la mencionada variable independiente, se hace necesario conocer otros datos de interés como estos:
-Cuando se emplea en el ámbito de las matemáticas o la estadística, se representa mediante la “x”.
-En su caso, siempre se desarrolla sobre lo que se conoce como eje de abscisas.
-También en algunos sectores se hace referencia a la misma como variable manipulada.
-Se caracteriza porque se le asignan valores que son arbitrarios.
-Dentro de estas se encuentran las variables de control, que modifican al resto de independientes y que pueden alterar un resultado debido a un sesgo.
Un ejemplo
Tomemos el caso de un hombre que debe dirigirse desde su casa hasta su lugar de trabajo, distante a 10 kilómetros. El tiempo que le demore cubrir el trayecto dependerá de la velocidad con la que se desplace. De este modo, podemos establecer una función donde la velocidad es la variable independiente que determina la duración del viaje (variable dependiente).
Si esta persona decide viajar en un tren que avanza a una velocidad constante de 60 kilómetros por hora, le llevará 10 minutos llegar a su lugar de trabajo. En cambio, si prefiere dirigirse al trabajo en un ómnibus que se desplaza a 45 kilómetros por hora, la duración del viaje será de poco más de 13 minutos.
Como se puede advertir en el ejemplo, la variable independiente de esta función es la velocidad, mientras que el tiempo de viaje es la variable dependiente. Lo que demora el viaje depende de la velocidad: la velocidad, en esta función, depende de sí misma.
Es importante destacar que este es un ejemplo teórico que ayuda a comprender qué es una variable independiente. En la vida real, la velocidad de un medio de transporte no suele ser constante e incluso varía a lo largo del día.
Otros casos de variables independientes
Ejemplos sencillos de lo que es una variable independiente son estos:
-El precio que pagamos por unas patatas, variable dependiente, va a depender del número de kilos de patatas que compremos, variable independiente.
-El coste de un viaje en taxi, variable dependiente, viene dado por lo que es el tiempo que dure el trayecto, variable independiente.