Vergüenza, que proviene del latín verecundĭa, es la turbación del ánimo que se produce por una falta cometida o por alguna acción humillante y deshonrosa, ya sea propia o ajena. Este sentimiento suele encender el color del rostro, dejando en evidencia a aquel que lo padece.
Por ejemplo: “Me da vergüenza cantar en público”, “No entiendo cómo Olga no siente vergüenza al vestirse de esa forma”, “Ricardo se tropezó en medio del salón y se sonrojó por la vergüenza”.
Algunos tipos de vergüenza
Además de todo lo expuesto hay que subrayar que existen distintos tipos de vergüenza que han sido muy estudiados y analizados por los profesionales de la psicología y la psiquiatría. Así, por un lado, nos encontramos con la llamada vergüenza tóxica, un término que se utiliza para poder hacer referencia a la actitud que toman los niños después de haber sido víctimas de algún tipo de abuso sexual.
Y por otro lado, tendríamos que destacar a la vergüenza de vicario. Bajo dicha denominación se encuentra aquella actitud que adoptan determinadas personas que suelen autoinculparse de determinadas acciones con el claro objetivo de proteger a otro individuo.
Cómo se produce
El funcionamiento de la vergüenza tiene que ver con el miedo a ser avergonzado. Cuando una persona teme hablar frente a un auditorio, dicho temor se genera por la posible vergüenza que sentiría en caso de equivocarse o de no cumplir con las expectativas sociales.
La vergüenza, por lo tanto, suele estar asociada a la timidez que lleva a no querer mostrar en público ciertas facetas de la personalidad o incluso el cuerpo: “En mi casa soy divertido y cuento chistes, pero en las fiestas me da vergüenza”, “Siento vergüenza cuando me miran las piernas”.
Otra manifestación de la vergüenza está vinculada a la dignidad o la autoestima: “El presidente no tiene vergüenza: habla de distribuir la riqueza cuando su patrimonio se triplicó en el último año”, “Produce vergüenza ajena observar cómo algunas mujeres se desnudan en cámara por unas pocas monedas”.
Muro de la Vergüenza
Tampoco podemos olvidar que existe otro término que utiliza el concepto que nos ocupa. Se trata de lo que se conoce como Muro de la Vergüenza. Con dicha denominación se describe a todas aquellas construcciones que se erigen como límites de un espacio geográfico concreto y que obligan a que quienes intenten superarlos tengan que ser sometidos a un control por parte de las autoridades pertinentes.
Entre los muros de este tipo más conocidos se encuentra, por ejemplo, el que se encuentra situado entre Estados Unidos y México. Evitar la inmigración y acabar con el narcotráfico son dos de los motivos por el que se tomó la decisión en la década de los años 90 de levantar aquel.
Otros usos del término
De la misma forma, no podemos pasar por alto que uno de los programas de más éxito de los últimos años en todo el mundo se da en llamar “Vergüenza Ajena”. La cadena MTV es quien emite a nivel internacional este espacio que consiste en la reproducción de vídeos donde ciudadanos de a pie sufren caídas, golpes y todo tipo de situaciones que arrancan las sonrisas del público.
“La vergüenza”, en tanto, es una película dirigida por el cineasta sueco Ingmar Bergman y estrenada en 1968.
Un sinvergüenza, por último, es aquel que no tiene decoro o cuya moral no le impide cometer faltas éticas: “Este sinvergüenza sigue hablando después de haber fundido al país”.