Un zorro es un animal mamífero que pertenece al grupo de los cánidos. Por las características de estos ejemplares, el término también se emplea de manera simbólica para aludir a ciertas personas.
Los zorros integran la tribu de los vulpinos. Se reconocen más de 20 especies de zorros, que se distribuyen en múltiples regiones a lo largo del planeta. El zorro común, también llamado zorro rojo, es la especie cuyo nombre científico es Vulpes vulpes.
Características generales de los zorros
Más allá de las diferencias que presentan las distintas especies, se pueden enumerar características en común. Por lo general, su cuerpo tiene una longitud que no supera el metro.
Con orejas que terminan en punta, los zorros tienen un hocico largo y pelaje espeso, sobre todo en la cola. De hábitos nocturnos, se destacan por su habilidad para la caza y por su inteligencia en un sentido amplio.
Cuando se encuentran en libertad, los zorros suelen vivir unos siete años. En cautiverio, en cambio, es habitual que superen los diez años. Aunque son cazados por el ser humano, la conservación de la mayoría de las especies no está en riesgo.
El Vulpes vulpes
El zorro común o zorro rojo está presente en zonas de Europa, Asia, África, Australia y América del Norte. En la adultez pesa entre 3 y 8 kilogramos, con machos más grandes y pesados que las hembras debido al dimorfismo sexual.
Estos animales tienen un color rojizo, aunque la punta de la cola y su panza son blancas. Sobre su larga cola, hay que resaltar que la emplean para alejar insectos, protegerse del sol, establecer una comunicación, conservar el equilibrio y hasta a modo de almohada.
Es interesante mencionar, además, que su visión no es muy buena: en la noche, se guían a través del olfato y la audición. Otro rasgo importante del zorro común es que puede superar los 70 kilómetros por hora al correr.
El zorro y el hombre
Debido a la variedad de técnicas que los zorros emplean para atrapar a sus presas, el hombre siempre ha apreciado sus destrezas. Dicha valoración derivó en el desarrollo de diversos simbolismos y en manifestaciones culturales que se relacionan con estos animales.
En tiempos medievales, al zorro se lo vinculaba al diablo. Algunos pueblos, en este marco, lo consideraban como un mensajero del demonio.
Esa percepción negativa aparece también cuando alguien taimado o ladino es mencionado como zorro. Por ejemplo: “Ten cuidado con Juan, es un zorro que no dudará en atacarte por la espalda”, “No seas zorro y dime lo que hablaste con el jefe durante mi ausencia”, “Eres demasiado bueno, debería ser más zorro”.
Cuando el término se utiliza en femenino (zorra), alude despectivamente a una prostituta o a una mujer a la que se le atribuyen conductas propias de una trabajadora sexual: “No quiero que esa zorra se acerque a mi novio”, “La zorra de María me engañó con mi mejor amigo”, “Esa chica no tiene talento, llegó a la fama solo porque es una zorra”.
Más allá de estas cuestiones, la admiración por la belleza del zorro hace que los ejemplares sean cazados para usar su piel en la confección de ropa y accesorios. También se los mata si atacan al ganado o a las aves de corral.