La holística es aquello perteneciente al holismo, una tendencia o corriente que analiza los eventos desde el punto de vista de las múltiples interacciones que los caracterizan. El holismo supone que todas las propiedades de un sistema no pueden ser determinadas o explicadas como la suma de sus componentes. En otras palabras, el holismo considera que el sistema completo se comporta de un modo distinto que la suma de sus partes.
De esta forma, el holismo resalta la importancia del todo como algo que trasciende a la suma de las partes, destacando la importancia de la interdependencia de éstas. Cabe mencionar que el holos (un término griego que significa “todo” o “entero”) alude a contextos y complejidades que entran en relación, ya que es dinámico.
El vínculo entre el todo y las partes
Para la comprensión holística, el todo y cada una de las partes se encuentran ligadas con interacciones constantes. Por eso cada acontecer está relacionado con otros acontecimientos, que producen entre sí nuevas relaciones y eventos en un proceso que compromete el todo.
La comprensión de los procesos y las situaciones debe tener lugar desde el propio holos, ya que en su dinamismo, surge una nueva sinergia, ocurren nuevas relaciones y se generan nuevos acontecimientos. Por lo tanto, el todo es lo determinante, aun cuando este reconocimiento no impide que se analice cada caso en particular.
Qué es la perspectiva holística
La perspectiva holística implica una superación de los paradigmas para propiciar la figura del sintagma, entendida como una integración de paradigmas. Una actitud sintagmática supone la convergencia de diversas perspectivas, lo que sólo puede lograrse con criterios holísticos.
La teoría del holismo nos ofrece un camino para mejorar nuestra vida en todos los aspectos posibles, desde el espiritual al material. Pero es importante resaltar que si tomamos un cierto grado de distancia para echar un vistazo a nuestro paso por este mundo, todas nuestras actividades conectan nuestra alma con nuestro cuerpo, nuestra mente con el suelo que pisamos y el resto de los seres con los que tratamos.
Esto significa que para practicar el holismo no debemos «escoger» el camino espiritual o el material, sino entender que ambos están interconectados y que, por lo tanto, debemos potenciar todos los rincones de nuestro ser para acceder a la experiencia más elevada.
Preceptos del holismo
El primero de los consejos para comportarnos según las enseñanzas holísticas es comer sano. El cuerpo no existe de forma independiente al alma, ni a nuestro intelecto; de acuerdo con la manera en la que lo tratemos podremos llevar una mejor o peor vida en todos los aspectos, tanto el social como el laboral y el estudiantil. Ingerir alimentos nutritivos, que realmente necesite nuestro organismo, es esencial para rendir al máximo.
Otra de las actividades que puede acercarnos a una experiencia holística es el reciclaje, porque nos permite mirar más allá de nuestra propia existencia y pensar en las consecuencias que nuestras decisiones pueden tener en los demás, tanto en las personas como en los animales y en el medio ambiente. Hasta aquí podríamos decir que «somos lo que comemos y lo que hacemos».
Holística, conocimientos y estrés
El crecimiento personal, que consiste en diversas actividades de enriquecimiento cultural y emocional, es una receta más que acertada para una vida holística. Nuestro cerebro nunca deja de sentir sed de nuevos conocimientos, de nuevas experiencias, pero es nuestra responsabilidad saciarla proponiéndonos nuevos rumbos cada día.
Sobra decir que el estrés, el enemigo por excelencia de la buena vida, es también lo peor que podemos alimentar si queremos contribuir con los preceptos del holismo. Esto no significa que debamos escapar de los problemas, sino procurarnos un día a día en el cual la angustia no nos desborde, tomar mejores decisiones y rodearnos de gente con la que podamos sentirnos bien.