Un acebo es un árbol que pertenece al grupo familiar de las aquifoliáceas y se enmarca en el orden de las aquifoliales. La raíz etimológica del término se encuentra en aquifolium, un vocablo de la lengua latina.
El acebo, cuyo nombre científico es Ilex aquifolium, suele medir unos cinco metros de altura, aunque se han registrado árboles de esta especie con alturas aproximadas de veinte metros. Se trata de un árbol muy longevo, capaz de superar el siglo de vida.
Características del acebo
Las hojas del acebo, de un tono verdoso oscuro, tienen forma ovalada y son persistentes. Como característica saliente, puede mencionarse que, en los márgenes, presentan espinas. El acebo además tiene flores de color blanco, misma tonalidad que exhibe su madera (que tiene una gran dureza pero que, a su vez, resulta flexible). Sus frutos, por otra parte, son rojizos.
Es posible encontrar acebos en el continente asiático y en el territorio europeo. Estos árboles se desarrollan mejor en entornos húmedos y terrenos frescos y son capaces de asentarse en altitudes que alcanzan los 2000 metros.
Distintas especies
Alguna de las especies más conocidas de acebo son las siguientes: agrifolio, se halla en Europa y Asia; japonés, no suele medir más de 4 metros de altura y sus frutos son de un color negro brillante; americano, puede medir más de 9 metros de altura y sus hojas poseen el envés amarillento; Perni, bautizado en honor al misionero Pol Perny, quien lo descubrió, tiene frutos rojos ovalados y hojas rombales; té de Carolina, crece en el norte de México y en el sur de los Estados Unidos, y se usa como purgante.
Dado que se trata de un grupo de especies muy antiguo, ha atravesado algunos de los cambios recientes más significativos del planeta. Por ejemplo, antes de las glaciaciones solía encontrarse en climas cálidos, aunque en la actualidad también se hallan en ambientes fríos.
Usos del acebo
Uno de los usos más habituales del acebo es la ornamentación. Durante los días de Navidad, suele usarse de manera similar al muérdago para decorar las casas. Los frutos del acebo, por otro lado, tienen propiedades purgantes para el ser humano, mientras que las hojas son diuréticas.
En cuanto a la madera del acebo, se emplea en el terreno de la ebanistería gracias a su durabilidad y a la facilidad con la que se puede teñir. De la corteza, además, se extra un alcaloide semejante a la quinina.
Propiedades beneficiosas para la salud
Como sucede con la mayoría de las plantas, el acebo tiene muchas propiedades beneficiosas para nuestra salud, y por eso mucha gente las aprovecha para tratar diversos trastornos. Antes de proseguir, sin embargo, es muy importante aclarar que sus bayas poseen un alto nivel de toxicidad, tanto que si se ingieren en grandes proporciones pueden causar la muerte.
Veamos entonces algunos de los beneficios del acebo para nuestra salud:
- Tiene notables propiedades diuréticas, por lo cual sus hojas se usan para promover la eliminación del exceso de líquido en el organismo, característico de enfermedades como la hidropesía, la gota o el reuma. Para ello basta con echar cuatro cucharadas de hojas secas troceadas en agua hirviendo, y continuar la cocción durante diez minutos, para luego beber tres tazas al día.
- Una decocción de tres cucharadas de raíz seca por cada litro de agua es ideal para tratar la fiebre. Por lo general, esto se recomienda para casos de gripe y bronquitis, entre otros trastornos acompañados por las altas temperaturas corporales, y la dosis no debe superar las dos tazas por día.
- Su corteza es muy usada para la limpieza de los intestinos, y para ello basta con macerarla en frío durante un promedio de doce horas.
- Actúa como tranquilizante en casos de epilepsia e histerismo, por ejemplo. Para ello se prepara una infusión de corteza y se consume en dosis que no superen los dos vasos por día.