El concepto de activismo se forma con el adjetivo activo y el afijo -ismo. El origen del término puede vincularse al alemán Aktivismus.
Activo, en este marco, permite calificar a aquel que actúa o acciona de manera constante, o que cuenta con capacidad para eso. De este modo tiende a obrar con rapidez y eficacia. El sufijo -ismo, en tanto, posibilita la formación de sustantivos que pueden significar “movimiento”, “doctrina”, “sistema” o “tendencia”, por ejemplo.
Qué es el activismo
La primera acepción de activismo que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hace referencia a la tendencia que exhibe quien procede de una manera muy dinámica. El uso más habitual de la noción, sin embargo, no es ese, aunque deriva de dicho significado.
Se llama activismo a la actividad social o proselitista que desarrolla un individuo o un conjunto de personas. El activismo se concreta en la vida pública y apunta a lograr algún cambio en la sociedad.
Hay varias ideas que pueden vincularse al activismo, como militancia o manifestación. El activista defiende y promueve una causa y lo expresa con el objetivo de sumar adhesiones y de propiciar que las autoridades o los responsables de la toma de decisiones actúen en sintonía con sus ideales o motivaciones.
El rol del activista
Se considera activista a quien integra un movimiento social, un partido político, una organización no gubernamental o un sindicato, comprometiéndose con sus proyectos y acciones y difundiendo sus ideas.
Los activistas pueden desarrollar una actuación formal u orgánica, siguiendo los lineamientos de una entidad, o desempeñarse de una manera más informal o espontánea. Ambas facetas, incluso, pueden complementarse dependiendo del momento y del contexto.
Activismo político
El activismo político se asocia a la militancia. El activista o militante, pues, sigue los lineamientos de su partido y pretende sumar afiliados y/o votantes.
Realizar propaganda de las proclamas partidarias y llevar adelante campañas proselitistas en las épocas previas a las elecciones son dos de las actividades más habituales del activista político. Muchas veces el activista termina convirtiéndose en candidato o en funcionario gubernamental.
El trabajo en asociaciones civiles
Se entiende por activismo social o cívico a aquel que se desarrolla a través de organizaciones no gubernamentales o asociaciones civiles. Este activismo puede tener diferentes fines u objetivos, con activistas que intervienen en distintas áreas o que apuntan a lograr cambios en diversos aspectos de su comunidad.
A diferencia del activismo político, esta labor no se enmarca en una estructura partidaria. Tampoco se concreta desde adentro de un gobierno. De todos modos, puede haber puntos en común entre lo que pretende conseguir un diputado de un partido ecologista y lo que aspiran a lograr los activistas de una ONG ambientalista, por mencionar una posibilidad.
El activismo virtual
En las últimas décadas surgió un tipo de activismo que apela a la tecnología como principal recurso: el activismo virtual o ciberactivismo.
En este caso, se explota el potencial de Internet para la difusión de ideas y para concretar cambios, dejando en un segundo plano las protestas o manifestaciones en el espacio público.