Un aguijón es un palo o conducto que finaliza en punta y que permite aguijar: picar o pinchar para incitar o avivar. El término llegó a nuestra lengua proveniente del vocablo latino aculĕus, que procede de acus (termino que puede traducirse como “aguja”).
El uso más habitual de aguijón alude al órgano puntiagudo del cual disponen ciertos insectos y arácnidos. Dicho órgano puede permitir la expulsión de veneno o la aplicación de una descarga de electricidad.
Animales con aguijón
Los animales utilizan el aguijón para defenderse de depredadores o para realizar ataques. El procedimiento consiste en clavar el aguijón en la víctima, y luego liberar el veneno en el interior de su cuerpo. Los escorpiones, las avispas y las abejas están entre las criaturas que tienen aguijón, aunque las características de este órgano difieren según la especie.
En el caso del escorpión, presenta un aguijón venenoso al final de la cola. Las abejas melíferas, por su parte, fallecen después de clavar el aguijón, que se desprende su cuerpo y queda incrustado en la víctima.
Cabe destacar que, en ocasiones, se confunden los aguijones con otros órganos o estructuras anatómicas. En el caso de las rayas látigo, por ejemplo, lo que suele llamarse aguijón es, en realidad, su aleta dorsal.
Las picaduras
Las picaduras de insectos son muy comunes en muchas zonas, especialmente en las más cálidas y húmedas, donde éstos encuentran las condiciones ideales para proliferar. Por otro lado, en verano las probabilidades de picaduras aumentan en cualquier parte del mundo, y una de las razones es que comenzamos a usar menos prendas de vestir, a dejar descubiertas más partes del cuerpo, convirtiéndonos en un blanco fácil.
Como si una picadura no fuese ya lo suficientemente molesta o, en algunos casos, dolorosa, cuando el aguijón se desprende del animal y queda incrustado en nuestro cuerpo las cosas se vuelven aún peores. No sólo se trata de una picadura más incómoda y punzante, sino que puede acarrear la aparición de ciertas complicaciones, como ser infecciones, y por ello es necesario reconocer los síntomas de una reacción alérgica a este tipo de picadura para saber actuar a tiempo.
Si bien lo normal es percibir el pinchazo en cuanto el aguijón se inserta en la piel y luego advertir una inflamación y un enrojecimiento, en la mayoría de los casos esos signos desaparecen a la media hora. Por otro lado, las personas alérgicas a las picaduras continúan mostrando estos y otros síntomas, como ser fiebre en la zona de la picadura, durante un plazo que puede alcanzar los cinco días.
En personas con alergias graves, todo se potencia y aparecen bultos en varias partes del cuerpo, además del que provoca la propia picadura, problemas para respirar, falta de fuerza, dolor de cabeza, prurito generalizado y mareos. Se recomienda llamar al servicio de emergencia tan pronto como sea posible; mientras la ayuda profesional está de camino, no está de más aplicar compresas frías en la zona donde ha quedado el aguijón.
Específicamente en el caso de las abejas, el saco de veneno unido al aguijón continúa bombeando incluso luego de su desprendimiento; por esta razón, es necesario extraer el aguijón lo antes posible. Para ello, debemos usar cualquier herramienta que nos permita tomarlo por el medio, ya que si presionamos el saco puede romperse.
Aguijón en la botánica
Si nos centramos en el terreno de la botánica, el aguijón es una especie de púa que se encuentra en el tejido epidérmico de ciertas especies vegetales.
También conocido como acúleo, este aguijón no dispone de tejido vascular y, por lo tanto, resulta sencillo su desprendimiento. De este modo es posible diferenciar entre los aguijones y las espinas.