«Antropopiteco» fue un término propuesto para nombrar al chimpancé común
El antropopiteco es un homínido que vivió en el período cuaternario, más precisamente en el pleistoceno. Esto quiere decir que su existencia se sitúa entre dos millones y 10 000 años atrás.
TemasUn mono-hombre
El término se forma con el prefijo antropo- (que alude al «hombre») y una terminación procedente del vocablo griego píthēkos (traducible como «mono»). La etimología, por lo tanto, nos indica que un antropopiteco es un mono-hombre.
Quien acuñó la noción fue el naturalista y zoólogo francés Henri Marie Ducrotay de Blainville (1777–1850). En 1839, este especialista propuso la denominación para hacer referencia al grupo taxonómico del animal que hoy conocemos como chimpancé.
John Bland-Sutton, un naturalista y cirujano de Gran Bretaña, se apoyó en el género acuñado por De Blainville para proponer en el año 1883 la denominación Anthropopithecus troglodytes como nuevo nombre para el chimpancé común. Pero ya en 1816 se había comenzado a usar el género Pan para hablar de estos animales, de acuerdo con el trabajo del naturalista Lorenz Oken, de Alemania. Como en este ámbito el orden de aparición de las nomenclaturas indica también su grado de importancia, de manera que Pan predominó, dejando sin validez alguna la propuesta por Bland-Sutton.
Con el tiempo, antropopiteco empezó a utilizarse para nombrar al supuesto eslabón perdido en la evolución entre el mono y el ser humano. Más tarde la palabra se asoció a los restos fósiles hallados en Java en 1891, atribuidos por entonces a la especie Anthopopithecus erectus y hoy al Homo erectus erectus.
El hombre de Java
Actualmente, aunque a nivel científico ya no se emplea, se llama antropopiteco al hombre de Java. Como todos los homínidos, el antropopiteco disponía de apariencia antropomorfa y carecía de cola. Se trata, por otra parte, de un primate: era plantígrado, tenía cinco dedos con uñas en cada extremidad y, en los miembros torácicos, el pulgar resultaba oponible al resto de los dedos.
Se estima que la capacidad craneal del antropopiteco era superior a la del gorila e inferior a la del Homo sapiens. Los análisis de los expertos indican que el antropopiteco caminaba erecto, era cazador y residía en cavernas.
Fuera del ámbito científico
Como hemos mencionado más arriba, el término antropopiteco ya no se usa en el ámbito científico, ya que en la actualidad ha quedado obsoleto. Pero esto no quiere decir que nadie lo use, y de hecho en la cultura popular sí ha sabido encontrar y mantener su sitio, en especial en Bélgica y Francia, entre otros países. Un ejemplo lo encontramos en el relato Gil Braltar, de Julio Verne, donde se usa para describir a un personaje que se asemeja a un simio, el general McKackmale.
En el pasaje donde Verne habla de su aspecto físico, usa expresiones como «recia barba», «semblante grotesco» y «una fealdad notable», entre otras que nos demuestran claramente que su supuesto parecido con un simio era algo muy negativo y desagradable para el autor. Otro escritor francés, Léon Groc, habla de los antropopitecos en su novela La ciudad de las tinieblas, una obra de ciencia ficción en la cual estos personajes viven en una civilización bastante rudimentaria.
En la cultura popular encontramos este término para hablar de simios y del aspecto simiesco
También se halla el término a modo de insulto en la serie de historietas Las aventuras de Tintín, donde lo usa el personaje llamado capitán Haddock, quien suele enfadarse con mucha facilidad y proferir términos despectivos como parte de sus ataques de ira. En este caso, el autor fue Hergé, quien nació en Bélgica a principios del siglo XX.
Por último, podemos mencionar a Brigitte Fontaine, una actriz, cantante y autora de origen francés, quien en la letra de su tema titulado Pipeau habla de los antropopitecos.
