Aprendizaje activo es un concepto que puede usarse de dos modos diferentes. Por un lado, la noción se utiliza para aludir a la metodología pedagógica que otorga al alumno un rol protagónico en la construcción del conocimiento.
Por otra parte, se denomina aprendizaje activo a un modelo de aprendizaje automático. Su característica distintiva es que el algoritmo interactúa con el usuario para desarrollar el etiquetado de un conjunto de datos con sus correspondientes salidas.
El aprendizaje activo en la educación
El aprendizaje activo está asociado a la llamada educación experiencial. Se trata de estrategias de enseñanza activa que apelan al trabajo en equipo y la discusión en grupo para la solución de problemas y el desarrollo del pensamiento crítico.
La premisa del aprendizaje activo es que los estudiantes establezcan un vínculo entre sus saberes previos y la nueva información que reciben. Así, con metodologías activas propuestas y guiadas por el educador, pueden producir conocimientos.
Resulta evidente la diferencia entre este tipo de aprendizaje que lleva al alumno a reflexionar y el aprendizaje pasivo donde el docente imparte las lecciones y los alumnos se limitan a recibirlas sin mayor intervención. Otras modalidades relacionadas con el aprendizaje activo son el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje participativo, el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje por indagación.
Su origen
El aprendizaje activo surgió a partir del constructivismo. De acuerdo al biólogo, epistemólogo y psicólogo suizo Jean Piaget (1896–1980), los niños van adaptando o sustituyendo sus conocimientos por otros de mayor profundidad a medida que construyen sentido.
Para el constructivismo, aprender implica que el conocimiento se instale en la memoria a largo plazo y se integre en esquemas mentales. En el caso de la corriente del constructivismo social, se agrega que el aprendizaje requiere de la interacción con compañeros y profesores. De este modo, la visión del aprendizaje activo es que el estudiante avance en la reflexión crítica y en la asimilación de contenidos con preguntas guía del educador e interviniendo en talleres prácticos que lo involucren en dinámicas de grupo, por mencionar algunas posibilidades. El uso de casos reales para llevar a cabo trabajos de investigación colaborativos y la experimentación científica en el aula son otros recursos habituales.
Ejemplos de aprendizaje activo
Un ejemplo de aprendizaje activo son las simulaciones. En una escuela puede llevarse una simulación del funcionamiento de una Cumbre de las Américas. De este modo, los estudiantes deben comprender cómo funcionan estos encuentros, de qué modo se abordan sus temas y cuál es la forma de plasmar sus resultados (planes de acción, declaraciones de principios, etc.).
De manera similar, un role playing o juego de roles es otro ejemplo de aprendizaje activo. Este sistema puede ser útil en la enseñanza de los procesos electorales: los alumnos pueden asumir la posición de votantes, candidatos, fiscales y el resto de los actores que intervienen en las elecciones.
Los debates en el aula también constituyen ejemplos de aprendizaje activo. El profesor puede proponer un tema y dar ciertas pautas a los alumnos para que defiendan su posición.
Sus ventajas
Según los especialistas, el aprendizaje activo favorece la comprensión. Esto supone que los estudiantes van más allá de la memorización: están en condiciones de aplicar lo aprendido en distintos contextos y para resolver diferentes problemas.
De igual forma, al involucrar a los alumnos en la dinámica de enseñanza, se incentiva su autonomía. Cada individuo debe asumir el compromiso de impulsar la construcción del conocimiento.
Otro beneficio del aprendizaje activo es que, gracias a sus características, aumenta la motivación. Las deliberaciones, el hecho de trabajar con situaciones reales y otras variables sirven como incentivo. Asimismo, esta metodología pedagógica contribuye al desarrollo de la creatividad.
El aprendizaje activo en la inteligencia artificial
Como indicamos al inicio de este artículo, el aprendizaje activo también aparece en el terreno de la inteligencia artificial, concretamente en el campo del aprendizaje automático.
Se denomina inteligencia artificial al sistema informático que, a través del uso de algoritmos, logra imitar las facultades humanas para la realización de tareas. Estos sistemas consiguen «aprender»: mejoran su desempeño a medida que procesan más datos (es decir, a través de la experiencia).
A esta capacidad se la conoce como aprendizaje automático o machine learning. Gracias a él, una máquina puede realizar ciertas acciones de un modo autónomo, sin haber sido programada específicamente con tal fin.
El aprendizaje activo, en este marco, es un modelo de aprendizaje automático que requiere que una persona se encargue del etiquetado manual de un pequeño conjunto de datos para el entrenamiento. Hay una estrategia de selección por parte del sistema, que elige las muestras que el usuario debe etiquetar para luego entrenar con ellas.
Esta modalidad es muy valiosa cuando etiquetar manualmente todos los datos es impracticable o resulta costoso. La determinación de las muestras está basada en el nivel de incertidumbre: el sistema escoge aquellos datos que interpreta como los que presentan mayor dificultad para la clasificación.