Arabesco es un término cuya primera acepción mencionada por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) alude al adjetivo arábigo: lo vinculado a Arabia. El uso más habitual del concepto, de todos modos, está asociado a una clase específica de ornamentación.
Un arabesco, en este sentido, es un adorno que se caracteriza por sus patrones peculiares y sus formas geométricas. El nombre se relaciona con los elementos decorativos tradicionales que se utilizan en las mezquitas y en otras edificaciones árabes.
Características del arabesco
El arabesco, que suele usarse en las cenefas o guardas y en los zócalos, apela a cintas, hojarascas, tracerías y otros recursos para conseguir su efecto estético. En ocasiones, además de hojas, imita la forma de ciertos animales o frutos.
Pese a su vinculación con el arte islámico, los arabescos ya eran empleados por los asirios, los romanos, los antiguos egipcios y los griegos. Luego se popularizaron en el Renacimiento, que llevó el estilo a lo largo y ancho de Europa.
Ejemplos de uso en Europa
En España podemos encontrar varios ejemplos de arabesco en la decoración de ciertas construcciones, como la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba.
En Sevilla, la fachada de su Alcázar expone el uso de los arabescos en el arte mudéjar, un estilo artístico desarrollado por los cristianos de la península ibérica con influencias musulmanas, tanto en lo que hace a los materiales como a los elementos.
Hablando del arte europeo en general, ya en la Antigua Roma se usaban los arabescos para pintar las fachadas de sus palacios y sus edificios públicos, además de sus sepulcros. La simbología usada en estos casos no era arbitraria, sino que indicaba el uso que recibirían los monumentos en cuestión. Cabe mencionar que la caída del Imperio acarreó la desaparición casi total de este tipo de decoraciones.
Si bien los diseños y las paletas de colores presentan una gran variedad, es posible distinguir tres constantes en todos estos ejemplos de arabescos: en la región inferior, un basamento ancho con pocos adornos y de color rojo oscuro; en su parte media, un encuadramiento, generalmente de color amarillo; encima, un friso con un gran número de composiciones de gran delicadeza sobre un fondo blanco para aumentar el contraste.
Arabesco en la música
El término arabesco también aparece en otros contextos más allá de lo ornamental. En el terreno de la música, se llama arabesco a una composición cuya forma tiene un estilo decorativo a nivel armónico y melódico.
Las composiciones musicales que entran en este grupo se caracterizan por generar la imagen de una curva sinuosa con un constante movimiento de entrantes y salientes, lo cual resulta de la combinación de partes en movimiento continuo y arpegios que articulan las melodías. Uno de los ejemplos más destacados de arabesco es la suite titulada «Dos arabescos», compuesta por Claude Debussy para piano y publicada a finales del siglo XIX.
Se cree que el uso de esta palabra para denominar esta línea musical fue idea de Robert Schumann, en su pieza para piano op. 18, de forma libre. Dado el estilo decorativo de su armonía y de su melodía, que en occidente resultaba reminiscente de la música de los países árabes, nombrarla arabesco le pareció más que adecuado. Es importante señalar que la música árabe no tiene ninguna relación con este tipo de composición, al menos no un vínculo directo.
Una película
“Arabesco”, por otra parte, es el título con el cual se conoció en nuestro idioma la película “Arabesque”, estrenada en 1966.
Este filme, dirigido por Stanley Donen, cuenta con las actuaciones protagónicas de Gregory Peck y Sophia Loren. En la historia, un egiptólogo que tiene la misión de descifrar un jeroglífico se ve envuelto en un peligroso conflicto de poderes.