
El arte indígena es clave para transmitir saberes ancestrales, preservar la identidad de cada pueblo originario y plasmar creencias, por ejemplo.
Arte indígena es una expresión que engloba a las manifestaciones artísticas que, en todo el planeta, realizan desde la antigüedad los integrantes de cada pueblo originario. En cada obra de una comunidad indígena suele haber un fuerte simbolismo y es posible advertir la cosmovisión, la cultura o las tradiciones de estos grupos.
Estas piezas de inmenso valor histórico y cultural suelen ser resultado de trabajos artesanales de escultura, pintura, cerámica o tejido, aunque también hay expresiones conectadas a la música y la danza. Los registros tanto visuales como orales; las bases de datos; el proceso de digitalización; la restauración; la impresión 3D y la realidad virtual son fundamentales para preservar y difundir todas estas maravillas.
Resulta apasionante hacer foco en el arte indígena a fin de descubrir las características de sus diseños y del estilo de vida de esos hombres y mujeres que atesoran técnicas ancestrales y apelan a materiales naturales al momento de demostrar su talento para las artes visuales, los textiles, las máscaras y la cestería, por ejemplo. A través de él se mantiene viva la memoria de los pueblos, se resiste desde la cultura, se hermanan pueblos, se educa a escala global y se fortalece el vínculo entre el ser humano y la naturaleza.


El arte indígena distribuido por el mundo
En diferentes rincones del mundo es posible hallar múltiples muestras del legado cultural y los patrimonios artísticos de diversos pueblos originarios.
La norteamericana comunidad de los navajos, por ejemplo, se distingue especialmente por sus piezas de joyería. Por lo general, los diseños incorporan símbolos y contenidos que poseen relevancia cultural y se elaboran a base de materiales como el coral, la plata y la turquesa.
El grupo de los haida, habitante de un archipiélago situado en el oeste canadiense, cautivan con estupendos tótems que, usualmente, tallan sobre madera roja. Estas colosales figuras tienen valor tanto social como simbólico para esta población.
Los aztecas, mayas y olmecas, por sumar referencias, se recuerdan como civilizaciones precolombinas que dejaron huellas tan admirables como influyentes. La organización social, las creencias y la cosmovisión azteca, en concreto, se manifestó en la música, la arquitectura, la escultura, la orfebrería y la pintura. El arte maya, asimismo, se plasmó e inmortalizó en vasijas fabricadas en cerámica; murales; esculturas en madera o piedra simbolizando cuestiones religiosas, animales o humanos; la construcción de ciudades fortificadas, palacios y templos piramidales, etc.
Al hacer foco en América del Sur es imposible pasar por alto, puntualmente, a los quechuas. Este pueblo ha brillado artísticamente por su talento textil, fabricando productos a partir de técnicas ancestrales.
En el sur africano, los bosquimanos o san han dejado ejemplos de arte prehistórico con su pintura rupestre y grabados dejados en refugios y cuevas.

Esculturas, pinturas, obras arquitectónicas y hasta creaciones surgidas en base a un complejo método de tallado caracterizan al patrimonio cultural azteca.
Significado y cosmovisión
El arte, desde siempre, ha sido aprovechado por los pueblos como vehículo de expresión y transmisión de ideas.
Si bien hay diferencias en la interpretación o el significado en función del contexto cultural y las particularidades de cada comunidad, en líneas generales puede afirmarse que el arte indígena refleja conocimientos, identidad y espiritualidad.
Lejos de limitarse a la ornamentación, las manifestaciones artísticas de los pueblos originarios mayoritariamente se han caracterizado por vincularse a aquello que cada comunidad consideraba (o considera) sagrado. Al apreciar máscaras, petroglifos y otras creaciones se descubre el interés por conectar a la especie humana con el plano cósmico, rindiéndole tributo y demostrándole agradecimiento a la Madre Tierra, por ejemplo.
El arte indígena, además, se inspira y desarrolla en armonía con los recursos naturales, evidenciando un sano equilibrio entre los individuos y el medioambiente.
Los saberes ancestrales, las costumbres y las fuentes orales, en tanto, se trasladan a menudo a la expresión artística, logrando excelentes testimonios de la historia, la realidad cotidiana y la cosmovisión de las comunidades.
En escenarios de aculturación y colonización, por otra parte, el arte indígena ha sido clave en materia de resistencia identitaria y resiliencia cultural.

Los recursos tecnológicos son útiles para difundir, resguardar y crear materiales artísticos vinculados a los pueblos originarios.
Puntos destacados del arte indígena
Son numerosos los puntos destacados del arte indígena. Entre los aspectos más sobresalientes aparecen los radiantes colores logrados con pigmentos minerales o naturales, el simbolismo de cada obra y el hecho de inspirarse en elementos de la naturaleza.
Es oportuno resaltar, incluso, el gran abanico de disciplinas y técnicas. Las destrezas se muestran en creaciones de orfebrería, artesanía, plumería, cestería, tejido y cerámica, por ejemplo.
Tampoco hay que perder de vista la esencia colectiva de esta expresión cultural que se transmite de generación en generación. Si bien la prioridad ha estado puesta siempre en intentar preservar la raíz tradicional del arte generado por miembros de pueblos originarios, la labor artística ha ido evolucionando y modernizándose. Métodos ancestrales, en este contexto, han ido adecuándose a materiales novedosos y a herramientas contemporáneas, así como se le ha dado la bienvenida a la tecnología para experimentar con el arte digital.