Se denomina asedio al acto y la consecuencia de asediar. Este verbo, por su parte, alude a presionar con insistencia o a cercar o rodear un determinado lugar para perjudicar de alguna manera a quienes están en él.
Asedio, pues, es el nombre que se le otorga a la acción militar que consiste en bloquear durante un periodo extenso una fortaleza o ciudad para luego proceder a su asalto. El asedio impide el abastecimiento, produciendo un desgaste en las personas.
El asedio militar
Supongamos que una fuerza militar X pretende conquistar una ciudad Y. El bando enemigo se refugia en esta localidad, dispuesto a resistir el avance. La fuerza militar X, de este modo, realiza un asedio a la ciudad Y: ubica sus tropas, tanques y otros vehículos en sus alrededores, impidiendo que la gente ingrese o salga. Días después, en la ciudad Y escasean la comida, los medicamentos y otros bienes imprescindibles. La fuerza militar X, al ver debilitado a su enemigo, procede a realizar el asalto.
Suele decirse que el asedio militar puede generar cuatro situaciones. Cuando los atacantes consiguen ingresar a la ciudad y capturar o eliminar a los defensores, se produce la caída del lugar sitiado. Si los atacantes ingresan pero los defensores huyen, la ciudad resulta evacuada. En el caso en que los defensores consiguen resistir el asedio sin ayuda externa, la ciudad conserva su posición. Por último, cuando los defensores tienen éxito con apoyo externo, logran levantar el asedio.
Esta medida por parte de un ejército surge como resultado de no poder conseguir que el bando contrario se rinda. Cuando se combina una situación de este tipo, la cual suele generar una pérdida de tiempo y recursos, con la dificultad para tomar la fortaleza o la ciudad por medio de un asalto frontal, el asedio parecer ser la decisión más efectiva.
La importancia de las armas
Para conseguir el debilitamiento del enemigo por medio de esta táctica suele ser necesario rodear el terreno y utilizar las denominadas armas de asedio para conseguir bloquear las líneas de abastecimiento.
Las armas de asedio, también conocidas con el nombre de maquinaria de asedio, son aquellas que en la antigüedad servían para superar o derrumbar murallas, fortalezas, fuertes y castillos con eficacia en el contexto de un asedio. Su uso no sólo repercutía en un ahorro de tiempo, sino que aumentaba las probabilidades de éxito. Su creación tenía como objetivo sortear cada obstáculo que se interponía entre el ejército atacante y el atacado.
La lista de armas de asedio es extensa, y la más antigua del continente europeo es el ariete, gracias a la cual era posible destruir muros fortificados y puertas. Su forma más rudimentaria es un simple tronco de gran tamaño y peso, que debían cargar muchas personas e impulsarlo contra el objetivo. Sin embargo, a lo largo de la historia aparecieron diseños de diversa complejidad que incluían ruedas y un techo para proteger el ariete de ataques con fuego.
El asedio a lo largo de la historia
En la Antigua Grecia apareció la catapulta, otra de las armas de asedio que han trascendido y hoy en día forman parte de un sinfín de obras de ficción. Gracias a su diseño, la catapulta servía para lanzar objetos grandes y pesados contra los edificios del enemigo. Los cartagineses y los romanos le aportaron numerosas mejoras, y fue muy usada durante la Edad Media.
Con respecto al asedio, en Europa fue uno de los recursos fundamentales de la guerra a lo largo del Renacimiento y la Edad Moderna. De hecho, el propio Leonardo da Vinci diseñó muchas fortificaciones que le valieron gran parte de su reconocimiento.
“El asedio”, por último, es el título de una novela escrita por el español Arturo Pérez- Reverte. El libro fue publicado en 2010.