Un augurio es una señal o un síntoma de algo futuro. El concepto también se usa para nombrar un vaticinio, una predicción o un pronóstico.
Por ejemplo: «La presencia de estas aves es un buen augurio: supongo que debemos estar cerca de la costa», «El augurio de un mes complicado para la economía local no se cumplió ya que no hubo grandes sobresaltos», «La llegada de dos nuevas empresas a la región es un buen augurio».
La etimología del concepto nos traslada al idioma latín: augurium. Los augurios suelen ser pronósticos que realizan especialistas sobre panoramas futuros de un determinado sector, ámbito o industria. Un economista, por citar un caso, puede lanzar un augurio negativo sobre el mercado laboral al analizar distintos indicadores (como el nivel de inversión o la inflación vigente).
Augurios en el Imperio romano
En la época del Imperio Romano, existían sacerdotes conocidos como augures que se dedicaban a realizar presagios. Se trataba de un cargo oficial que se ejercía de manera vitalicia.
Estos sacerdotes encontraban augurios en distintos tipos de señales: en las condiciones meteorológicas, en el comportamiento de los animales, en eventos extraordinarios, etc. Así le daban buenos o malos augurios a los gobernantes que los consultaban.
La noción en la cultura japonesa
En distintos rincones del mundo hay símbolos o señales que se considera que vienen a expresar un mal augurio. Así, por ejemplo, en Japón son varios los que existen en ese sentido, destacando de modo especial los siguientes:
- Si a alguien se le rompe una geta, que es la típica sandalia del país, se considera que eso le producirá siete años de mala suerte.
- Cuando una persona se despierta y se da cuenta de que ha dormido con la panza al aire refleja que pudo haber sido víctima de un malvado demonio que le trató robar el ombligo.
- Si alguien procede a cortarse las uñas por la noche, debe saber que eso puede representar que él mismo o sus padres van a morir.
- Por la noche no se debe silbar, ya que si se hace eso se convoca a un ser maligno.
- Señalar un coche fúnebre con el pulgar es un augurio de la propia muerte.
Augurio como nombre propio
Augurio, por otra parte, es un nombre masculino que tiene su origen en el latín. El 20 de enero es San Augurio, en homenaje a Augurio de Tarragona. Este hombre fue un sacerdote que, siendo diácono, sufrió terribles martirios. Por orden de los emperadores, fue perseguido y terminó siendo quemado en un anfiteatro.
Se establece que los hombres llamados Augurio se caracterizan por ser muy emotivos, tener una enorme sensibilidad y gozar de una estupenda capacidad de intuición. Eso sin pasar por alto tampoco que son reservados, suelen mantener la calma en todo momento y que, en ocasiones, pueden mostrar cierto egocentrismo.
También se indica que son muy celosos de su intimidad, se caracterizan por ser vulnerables y, por regla general, son bastante tímidos.