Auricular es un término con diferentes acepciones según el origen que se considere y el contexto de uso. Si el concepto deriva del vocablo latino auriculāris, se trata de algo vinculado a la oreja o al oído; en cambio, cuando procede de aurícula, refiere a lo que se relaciona con esta cavidad del corazón adonde llega la sangre proveniente de los vasos sanguíneos.
Audífono
Es habitual que el concepto de auricular aluda al dispositivo que se coloca en la zona del oído y que permite percibir sonidos. Los auriculares o audífonos, en este sentido, son transductores electroacústicos: reciben una señal eléctrica y la convierten en sonido.
La señal eléctrica que llega al auricular tiene su origen en una aparato electrónico, como un reproductor de audio, una radio o una televisión. El auricular, en este marco, funciona como un altavoz, transformando la señal en el sonido que escucha el usuario.
En el caso de los teléfonos, los auriculares se combinan con un micrófono para posibilitar que la comunicación sea bidireccional. De esta manera, la persona escucha por el auricular y habla por el micrófono.
Surgimiento de los auriculares
Más allá de su definición como parte de los dispositivos para la escucha individual de música, ya en los orígenes de la radio y la telefonía fue necesario el auricular para completar dichos dispositivos. En los primeros instrumentos eléctricos, que en aquella época aún no eran electrónicos, era necesario amplificar sus señales de manera específica para ser usados en la telefonía.
El invento de los auriculares se adjudica a la compañía Beyerdynamic, en la segunda mitad de la década de 1930. Además, a partir de 1937, fue la primera en comercializar este producto al por menor. Más adelante, su uso se expandió gracias a otros dispositivos, tales como la radios portátiles, los walkmans y más, llegando al día de hoy con los teléfonos inteligentes.
Con o sin cable
Durante muchos años los auriculares contaron con un cable que los unía al aparato electrónico. De todos modos, dicho cable podía ser desconectado de un aparato y luego conectado a otro, con lo cual un mismo auricular podía usarse alternativamente en una TV y en un reproductor de discos compactos, por ejemplo.
Actualmente muchos auriculares son inalámbricos. Su conexión con la fuente de la señal no se realiza a través de un cable, sino de tecnologías como WiFi y Bluetooth.
Según su posición
Además de su tecnología, es posible clasificar los auriculares de acuerdo con su posición frente al oído. Comencemos por los circumaurales, los cuales rodean la oreja por completo y, en el caso de los cerrados, son capaces de aislar casi el cien por ciento de los sonidos externos para permitir un disfrute de la música sin interferencias. Del mismo modo, consiguen que el sonido que está siendo reproducido no pueda ser oído desde fuera. Su uso es frecuente en el ámbito profesional.
Por otro lado se encuentran los supraaurales, que tapan casi todo el pabellón auditivo. Se trata de los más comunes para el uso doméstico, en parte por ser más ligeros y pequeños que los anteriores. También están los intraurales, los más pequeños, que deben introducirse en el canal auditivo. Dado su tamaño, son los más fáciles de llevar, ya que caben en cualquier bolsillo, pero tiene ciertos inconvenientes como las molestias que surgen luego de varias horas de usarlos.
Los menos conocidos son los auriculares de conducción ósea, que evitan dichas molestias porque no deben introducirse en el oído, sino apoyarse cerca de él pero sobre el cráneo. Funcionan transmitiendo el sonido por los huesos, de manera que permiten al usuario percibir el exterior con facilidad mientras escucha música. Son muy usados por deportistas, pero también para personas con ciertas discapacidades auditivas, como ser la pérdida conductiva, porque no dependen del tímpano.