Ayer es un término que procede del latín ad heri. Se trata de un concepto que puede emplearse como adverbio o como sustantivo, siempre vinculado a un tiempo pretérito.
El uso más habitual de ayer alude al día que antecede inmediatamente a la jornada de hoy. Por ejemplo: si hoy es viernes, ayer fue jueves. Como puede apreciarse, ayer es el día previo al vigente.
La jornada precedente
Puede afirmarse que ayer refiere a un pasado muy cercano. Por eso la noción se utiliza con frecuencia en la vida cotidiana, ya que sus efectos suelen continuar vigentes: “Ayer me golpeé la pierna y todavía me duele”, “Hoy no voy a cocinar porque sobró comida de ayer”, “En mi casa estamos sin conexión a Internet desde ayer”.
Si nos posicionamos en el presente (el hoy) de una línea de tiempo, el día anterior es el ayer, mientras que el previo al ayer es el anteayer. Observando al futuro, el día que sigue al hoy es el mañana y luego llega el pasado mañana.
El ordenamiento temporal, por lo tanto, es el siguiente: anteayer – ayer – hoy (el día actual) – mañana – pasado mañana.
Ayer como pasado en general
La idea de ayer también puede emplearse para referirse a un pasado más lejano o indefinido. De hecho, hablar del ayer permite hacer mención al tiempo pretérito en su sentido más amplio.
“Las costumbres de ayer nos suelen resultar extrañas en la actualidad”, “Mi psicóloga me dijo que no debo vivir en el ayer ya que tengo que ocuparme del presente” y “Sus ojos, ayer brillantes, han perdido su luz desde que sucedió la tragedia” son expresiones que usan el término de este modo.
La importancia de seguir adelante
Desde la filosofía, la psicología, la sociología y otras ciencias se ha estudiado cómo el ayer incide en las personas y en las comunidades. Suele entenderse que el presente es, en mayor o menor medida, una consecuencia del ayer.
Esto supone que, a nivel general, la conducta y los sentimientos de un individuo están atados a vivencias de su pasado. Sin embargo, el ayer debe ser “procesado” (comprendido, aceptado) para tener una actualidad plena o en paz.
Supongamos que un hombre sufrió maltrato en su niñez por parte de sus padres. Ese ayer seguramente condicionó su desarrollo y moldeó su personalidad, pero no es factor determinante para que no sea feliz en la adultez ni para que no pueda construir un vínculo saludable con sus propios hijos.
En una sociedad, el ayer es analizado por los historiadores. Si bien lo que aconteció años, décadas y siglos atrás resulta clave para entender las circunstancias del presente de un pueblo, tampoco debería ser un ancla que impida avanzar o proyectar el futuro.
“Ayer” en la música
Es interesante señalar que muchas canciones se titulan “Ayer”, reflejando la importancia de esta palabra. En 1993, dos grandes artistas incluyeron temas titulados de esta manera en sus álbumes: Luis Miguel (en el disco “Aries”) y Gloria Estefan (en “Mi tierra”).
Más cerca en el tiempo, Enrique Iglesias grabó “Ayer” para su trabajo discográfico “Euphoria”, que salió a la venta en 2010.
Por último, no se puede dejar de mencionar a “Yesterday” (“Ayer”, en nuestro idioma), el clásico compuesto por Paul McCartney que forma parte del disco “Help!” de The Beatles.