Broncear es dotar a algo de la tonalidad del bronce: es decir, del color rojizo amarillento característico de la aleación que combina cobre y estaño. Ésta es la primera acepción que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario.
Broncear la piel
Cuando tomamos sol bronceamos nuestra piel. Éste es el uso más común que damos a este concepto. Nótese que en este contexto también podemos usar el término en su forma pronominal reflexiva («broncearme, broncearte, broncearse, etcétera») si entendemos que somos sinónimo de nuestro cuerpo y nuestra piel: «Este verano, pienso broncearme en cuanto llegue a la playa». Este cambio en la coloración puede producirse mediante una sustancia artificial o a través de los rayos solares.
La piel se broncea cuando se registra un aumento de melanina, que es un pigmento presente en el citoplasma de algunas células de los seres humanos y del resto de los animales vertebrados. La luz ultravioleta de los rayos del sol favorece la síntesis de la melanina: de este modo, si una persona se quiere broncear debe exponerse a la radiación solar.
Al broncearse, la piel de un individuo puede adquirir un color similar al del bronce, aunque ese oscurecimiento depende de la genética de cada uno. Actualmente en muchos países occidentales se busca el bronceado por cuestiones estéticas.
Bronceado: beneficios y riesgos
El acto de broncear la piel puede generar beneficios a la salud debido a que el sol es clave para nuestro organismo, pero también puede resultar perjudicial si no lo hacemos tomando ciertos recaudos.
Beneficios del bronceado para la salud:
- el bronceado moderado y seguro puede estimular la producción de vitamina D en la piel. La vitamina D es esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico, y juega un papel importante en la absorción de calcio y fósforo;
- la exposición al sol y el bronceado pueden estimular la liberación de endorfinas y serotonina en el cerebro, lo que puede mejorar el estado de ánimo y ayudar a reducir el estrés y la ansiedad;
- en algunas personas, la exposición controlada al sol puede ayudar a mejorar ciertas condiciones de la piel, como la psoriasis, el acné y la dermatitis, debido a sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas;
- un bronceado ligero puede hacer que la piel luzca más saludable, uniforme y con un aspecto más atractivo.
Potenciales riesgos del bronceado:
- la exposición excesiva y sin protección al sol o al uso de camas de bronceado se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas y melanoma, este último siendo el tipo más grave de cáncer de piel;
- la radiación UV puede dañar la elastina y el colágeno en la piel, lo que puede llevar a arrugas, manchas oscuras y envejecimiento prematuro de la piel;
- no usar gafas de sol protectoras puede aumentar el riesgo de cataratas y otras afecciones oculares;
- la exposición excesiva al sol puede aumentar la cantidad y el tamaño de los lunares y pecas, lo que puede incrementar el riesgo de desarrollar melanoma.
Bronceador
El bronceador es un producto cosmético diseñado para acelerar y realzar el proceso de bronceado de la piel al exponerla a la radiación ultravioleta (UV) del sol o de fuentes artificiales como las camas de bronceado. Su objetivo es proporcionar a la piel un tono más oscuro y dorado, lo que a menudo se asocia con una apariencia saludable y atractiva. Contiene ingredientes conocidos como «bronceadores activos» que estimulan la producción de melanina, el pigmento responsable del color de la piel, lo que resulta en un bronceado más rápido y duradero.
Los bronceadores pueden presentarse en diferentes formas, como lociones, cremas, aceites y sprays. Algunos productos también incorporan ingredientes adicionales, como vitaminas, antioxidantes y aloe vera, destinados a hidratar y proteger la piel durante la exposición al sol. Además, existen opciones con diferentes niveles de factor de protección solar (FPS), que proporcionan una capa adicional contra los dañinos rayos UV.