El vocablo latino carnālis llegó a nuestro idioma como carnal. El término se utiliza como adjetivo para aludir a aquello vinculado a la carne.
Se llama carne al sector muscular del cuerpo de un animal, incluyendo al ser humano. Dicha parte del cuerpo, en muchas especies (como la vaca, el cerdo y el cordero), son comestibles. También se llama carne a la parte blanda de un tubérculo o de un fruto. En sentido simbólico, la idea de carne se utiliza por oposición al alma o al espíritu.
Diversos significados
A partir de estas acepciones de carne, surgen los distintos significados de carnal. Muchas veces se utiliza el adjetivo para describir vínculos familiares en los cuales las personas comparten una misma línea genética: hermanos carnales, sobrinos carnales, tíos carnales, etc. En el lenguaje coloquial de algunos países, se le dice carnal a una persona muy cercana y querida.
En la antigüedad, en tanto, carnal era sinónimo de carnaval: las jornadas que anteceden a la Cuaresma. Por extensión, carnal es el periodo anual que no es Cuaresma.
Carnal como lo opuesto a lo espiritual
Como opuesto a lo espiritual, lo carnal se asocia a la lujuria. Los placeres carnales, en este marco, son los llamados “placeres de la carne”, relacionados con el goce físico. Por ejemplo: “Me encantaría mantener relaciones carnales con esa chica”, “Siento deseos carnales”. Lo carnal además es lo terrenal: “No me interesan las religiones ni la filosofía: prefiero las cuestiones carnales”, “Me preocupan las cosas carnales, como la boleta del gas o el pago del colegio de mis hijos”.
A pesar de encontrarnos en el siglo XXI, nuestra especie no puede liberarse de los prejuicios, una serie de conceptos rígidos y unidimensionales que rigen nuestra vida sin darnos lugar a la duda ni espacio para el debate. El sexo, en todas sus vertientes, es uno de los temas más controvertidos: el pudor suele invadirnos cuando se habla del plano carnal, y eso deriva en críticas infundadas por miedo a que nos relacionen con él.
Uno de los problemas más peligrosos de las polémicas que se desatan en torno al sexo es que se mezclan cuestiones absolutamente inconexas, delitos con estilos de vida, gustos con perversiones; de este modo, muchos noticieros hilan de forma retorcida la pederastia con la homosexualidad, la prostitución y la pornografía infantil, y así se alimenta el rechazo del público por todos estos temas al mismo nivel, aunque no tengan nada en común.
Delitos y crímenes
La pederastia y la pornografía infantil son dos de los crímenes más espantosos de la humanidad, y no existe punto de vista desde el cual concederles un segundo de validez; la prostitución puede ser el producto de una privación de libertad pero también hay personas que escogen ejercerla, por lo cual es un tema muy difícil de tratar sin preparación; la homosexualidad no es un problema, sino el gusto por las personas del mismo sexo.
Respecto a la vinculación con lo corporal, muchas veces se habla de “acceso carnal” para referirse a un abuso sexual en el cual el atacante ultraja la carne de la víctima.
El acceso carnal en la legislación
En el ámbito penal, la opinión que predomina en la jurisprudencia y en la doctrina definen este concepto como el acto que realiza un hombre cuando penetra con su órgano genital a otra persona, ya sea a otro hombre o a una mujer, por vaso normal o anormal, de forma que se produzca el coito o una versión anormal de éste.
Para tipificar este crimen la doctrina indica que la penetración es absolutamente indispensable, aunque no sea completa ni le haya permitido al atacante alcanzar la eyaculación. Algunos de los delitos que se encuentran vinculados con el acceso carnal son el adulterio, la violación y el estupro, entre otros.