El término cinematografía proviene del francés cinématographie, a su vez derivado de cinématographe. El concepto alude al registro y la exhibición de imágenes en movimiento.
La cinematografía está vinculada al desarrollo de secuencias de fotografías que permiten la simulación de movimiento. Por lo general esta técnica se emplea para la creación de películas, dando vida a aquello que se entiende por cine.
Considerada como un arte, la cinematografía fue evolucionando desde sus inicios y sus avances técnicos aún no se detienen. Existen múltiples diferencias entre las primeras películas en blanco y negro y sin sonido y los filmes de la actualidad, que pueden incluir incontables efectos visuales gracias a la tecnología digital.
Curiosamente, los avances tecnológicos no sólo impactan en el ámbito técnico sino también en el social, porque las nuevas formas de hacer películas también repercuten en sus medios de visualización. Antes de entrar en los detalles, debemos señalar que la evolución de esta industria ha generado una inevitable fragmentación del mercado, además de un profundo descontento en quienes echan de menos el cine tradicional.
Por ejemplo, las películas que se proyectan en tres dimensiones, que requieren el uso de gafas especiales para su visualización, han dejado fuera a una gran porción de los consumidores, aquellos que por cuestiones de salud no pueden disfrutarlas porque se marean o sufren dolores de cabeza. Si bien es cierto que no es el primer producto o servicio que excluye a una parte de la población, el cine solía ser un momento de encuentro pero cada vez más apunta exactamente en el sentido contrario.
La aparición de la filmación digital, contraria a la analógica, es otro de los grandes hitos en la industria de la cinematografía que ha cambiado tanto la forma de hacer películas como los géneros y la calidad. Mientras que en el pasado se necesitaba un presupuesto considerable para embarcarse en una producción cinematográfica, al día de hoy basta con tener un teléfono móvil medianamente reciente para llevar a cabo la grabación e incluso gran parte de la edición del vídeo, el audio y la música haciendo uso de las aplicaciones adecuadas.
Necesitar menos dinero para hacer una película es una excelente noticia para un equipo de gente talentosa, pero una pésima para el público que cae en las decenas de producciones mediocres que colman los servicios de distribución digital. Esto nos lleva precisamente a uno de los fenómenos más preocupantes: el auge de los televisores de más de 50 pulgadas sumado a los sistemas de audio envolvente y los servicios de vídeo bajo demanda han conseguido en menos de dos décadas reducir al mínimo el interés de la gente por las salas de cine.
Los orígenes de la cinematografía se remontan a fines de 1895, con la proyección comercial de la salida de un grupo de trabajadores de una fábrica y otras filmaciones en Francia realizadas por los hermanos Auguste y Louis Lumière. De a poco, la producción de películas fue creciendo y volviéndose más compleja.
Así la cinematografía dio lugar a una industria gigantesca que tiene a Hollywood como espacio emblemático y que mueve miles de millones de dólares al año. Las grandes figuras del cine, en tanto, se volvieron celebridades famosas a nivel mundial.
Como carrera universitaria, la cinematografía permite la formación de profesionales que se dedican a la creación y la interpretación cinematográfica. Los estudiantes aprenden a producir, realizar y analizar contenidos audiovisuales gracias a la adquisición de conocimientos sobre sonido, guion, edición, animación y otras cuestiones.
Un graduado en cinematografía puede desempeñarse como guionista, director o productor de cine, por ejemplo. Además puede valorar críticamente los discursos cinematográficos.
