El origen etimológico de codicia se encuentra en cupidĭtas, un vocablo latino. Palabra esa que deriva a su vez de «cupidus», que puede traducirse como «ambicioso», y del verbo «cupire», que es sinónimo de «desear de forma muy viva».
La codicia es la ambición desmedida y exaltada de dinero, bienes u otro tipo de riqueza. Por ejemplo: «La codicia de los grandes empresarios ha provocado la destrucción del medio ambiente», «Francisco siempre actúa por codicia», «Debes cuidarte de las personas con tanta codicia».
La codicia es un vicio que lleva a alguien a querer acaparar más de lo que necesita. Ese afán de acumular riquezas se traduce en diversas acciones que resultan contrarias a los preceptos de la moral y del comportamiento ético, ya que pueden tener consecuencias negativas para otras personas o incluso para la sociedad en general.
Supongamos que un empresario instala una fábrica de productos químicos junto a un río. El emprendimiento le permite acceder a ganancias millonarias, pero diversos estudios demuestran que contamina el medio ambiente. Sin importarle que su empresa esté destruyendo el planeta y la calidad de vida de las personas, decide seguir adelante con la actividad y entrega sobornos a las autoridades para que no clausuren la planta. Al empresario en cuestión no le interesa que ya acumuló una gran cantidad de dinero y que no necesita de este proyecto para subsistir: su codicia hace que siga dañando a otros con tal de seguir enriqueciéndose.
Se establece que las personas codiciosas se identifican porque son egocéntricas, porque presentan siempre una actitud envidiosa así como por el hecho de que tienen absoluta falta de empatía. De la misma manera, no podemos pasar por alto que nunca se sienten satisfechas con lo que tienen, que requieren satisfacer sus necesidades de forma inmediata o que resultan ser manipuladoras.
Además de lo indicado hay que establecer que los codiciosos no cuentan con límites a la hora de poder buscar lo que es la satisfacción de sus necesidades.
Por codicia, un individuo puede cometer diversos delitos: desde estafas hasta robos e incluso asesinatos, si es que el accionar le permite obtener beneficios. Sin llegar a ese extremo, una persona puede descuidar a sus seres queridos o actuar con egoísmo por codicia.
Dentro del ámbito literario, podemos destacar que se ha hecho utilización del término codicia para poder darle título a distintas obras. Un buen ejemplo de eso es la novela «Codicia», publicada en el año 2012 y que está escrita por el autor Alberto Vázquez Figueroa.
Cuenta la historia de Humberto Alejandro Espinosa de Mendoza Spencer-Wallis, un acaudalado aristócrata de Madrid, que se dedica a vivir la vida y que disfruta de su soltería. Un día recibe una visita que le alterará su existencia: ha sido elegido para desmantelar a un importante grupo financiero que se ha especializado en lo que es el blanqueo de dinero. Para eso deberá infiltrarse en un peligroso mundo, donde la corrupción y la violencia son la tónica general, y lo hará con la ayuda de una adinerada ecuatoriana.