Colegio es un término que procede del latín collegium. Este vocablo, a su vez, tiene su origen en el verbo colligere (“reunir”). Un colegio es un establecimiento dedicado a la enseñanza.
Por ejemplo: “Voy a anotar a mi hijo en un colegio público”, “Ayer hubo un robo en la esquina del colegio”, “Dicen que este es el mejor colegio de la ciudad”, “Juan está contento porque mañana no tiene que ir al colegio y podrá dormir hasta más tarde”.
La noción de colegio se utiliza para nombrar tanto a la institución de enseñanza como al edificio en sí y a las clases que se dictan en su interior: “La cuota es muy alta; vamos a tener que cambiarlo de colegio”, “Pintaron el colegio y quedó como nuevo”, “Los maestros están de huelga así que mañana no hay colegio”.
Tipos de colegio
Es posible clasificar los colegios según su titularidad o nivel de enseñanza. En el primer caso, se puede hablar de colegio público (cuya propiedad y gestión está en manos del Estado) o colegio privado (una institución educativa con fines de lucro, aunque también sometida a ciertos controles y normativas estatales).
Respecto al nivel de enseñanza, los colegios pueden dedicarse a la enseñanza básica (en este caso, generalmente se conocen como escuela o colegio primario), la enseñanza secundaria (colegio secundario, instituto o liceo) o la enseñanza preuniversitaria o universitaria (colegio superior).
Un colegio militar, por otra parte, es una institución que se dedica a la formación castrense. Colegio, asimismo, puede ser la sociedad de personas que comparten un oficio o profesión (como el colegio de abogados).
Abuso escolar
En los últimos años, el número de padres que se hacen conscientes de los innumerables casos de abuso escolar ha crecido considerablemente. Gracias a los medios de comunicación y a la acción de ciertas fundaciones, han salido a la luz muchas historias que ponen de manifiesto una realidad innegable: el colegio no es un entorno seguro.
¿Puede aplicarse esto a todos los centros educativos primarios y secundarios del mundo? Seguramente, no. El problema principal reside en la «habilidad» de ciertos abusadores, que pueden ser niños o adultos, de cubrir su accionar; y esta discreción resulta efectiva por culpa de los prejuicios, que nublan la vista de los docentes y dejan desprotegidos a quienes más los necesitan.
A primera vista, la crudeza de ciertas actitudes y de ciertos comentarios nos alarma a todos y nos hace pensar que no puede tratarse de cuestiones verídicas. Sin embargo, para aquellos que deben sufrir el maltrato a diario, no existe nada más certero.
El abuso escolar no tiene límites. Hace unos años, un niño con síndrome de Asperger se suicidó tras meses de haber sido atormentado por sus compañeros de colegio; lo que resulta especialmente aterrador es que sus abusadores hicieron lo posible por convencerlo de que se quitara la vida, después de haber leído que su trastorno le impedía entender el sarcasmo y las dobles intenciones. El niño se ahorcó. Al día siguiente, muchos estudiantes llevaron al colegio un distintivo con forma de cuerda anudada.
Resolver la problemáticas en los colegios
¿Cómo se resuelve un problema que lleva tantos años en las raíces de la educación grupal? Una de las medidas que muchas instituciones están poniendo en práctica consiste en mantener una relación mucho más cercana con sus alumnos, para conocer sus inquietudes y su estado de ánimo en todo momento. Por otro lado, existen iniciativas que buscan anticiparse a estas desgracias a través de charlas a cargo de ex víctimas de maltrato escolar, o bien de profesionales capaces de inculcar principios de solidaridad y compasión en sus oyentes.
Para solucionar el abuso escolar es necesario reconocer su existencia y hablar de él con los niños, tanto con quienes lo sufren como con quienes lo provocan. Solo enfrentando a este monstruo, que se ha cobrado la vida de muchos inocentes y continúa haciéndolo, es posible perderle el miedo y hacerlo desaparecer para siempre.