Antes de entrar de lleno en la definición de cólicos, se hace necesario proceder a conocer su origen etimológico. En este caso, podemos subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín, en concreto de «colicus», que viene del griego «kólikos», y que se utilizaba para referirse a quien tenía problemas en el colon.
La primera acepción que reconoce el diccionario de la Real Academia Española (RAE) del término cólico alude a aquello vinculado al colon. Cabe recordar que el colon es el sector del intestino grueso de los animales mamíferos que finaliza donde empieza el recto.
El uso más habitual del concepto está relacionado al dolor cólico. Un cólico, en este sentido, es una molestia en la zona de los intestinos que puede resultar muy intensa, provocando retorcijones y sudoración y estando acompañada, en ocasiones, con evacuaciones de vientre y vómitos.
Los cólicos intestinales se producen por la contracción del músculo liso visceral. Dicho movimiento muscular puede deberse a una infección o a la presencia de un obstáculo que impide el tránsito normal de los contenidos de la víscera. Muchas veces los cólicos desaparecen con la evacuación, aunque también es posible recurrir a fármacos que minimizan los espasmos dolorosos.
Se llama cólico biliar al dolor que se genera cuando la vesícula biliar se distiende debido a la presencia de cálculos (piedras) que obstruyen el conducto cístico. Este dolor suele ser intenso pero intermitente. Para revertir el cuadro se apela a una laparoscopía que permite extirpar la vesícula biliar o a una litotricia extracorpórea por ondas de choque que disuelve los cálculos.
Cuando los cálculos se encuentran en el conducto que se extiende entre el tracto urinario y los riñones, se produce un cólico renal (también llamado cólico nefrítico).
El cólico del lactante, por último, es un trastorno de origen incierto que suelen experimentar los bebés.
Se trata de una situación muy habitual en los bebés durante sus primeros meses de vida. No existe una prueba científica clara del porqué se producen aunque hay distintas teorías. Así, están las que establecen que se producen esos cólicos debido a la cantidad de aire que toma el bebé al alimentarse del biberón o del pecho de la madre y también se hallan las teorías que apuestan porque es una situación producida por la falta de madurez del sistema digestivo del bebé.
Los síntomas que indican que un pequeño está teniendo esos cólicos son llantos intensos y bruscos, se pone muy rojo, mueve las piernas con mucha intensidad, aprieta los puños de forma fuerte, tiene el abdomen tenso…
Hacer uso de biberones anticólicos, darle una toma cuando presenta los mencionados síntomas o incluso masajes en la zona del abdomen del pequeño son algunas de las medidas que se deben y pueden usar contra los llamados cólicos del lactante. Es más, también se puede optar por colocar al bebé boca abajo sobre uno de los brazos de sus padres.
No obstante, siempre lo recomendable es consultarle al pediatra para que él pueda dar las pautas correctas en ese sentido.