La etimología de colirio nos remite al vocablo latino collyrĭum, que a su vez procede del griego kollýrion. Un colirio es un medicamento ocular que consiste de una o varias sustancias mezcladas, pulverizadas, diluidas o disueltas en un líquido.
Los colirios, por lo tanto, son suspensiones o disoluciones de sustancias químicas en un fluido que se instilan en el ojo: es decir, se aplican mediante gotas con un fin terapéutico o de diagnóstico.
Es importante establecer que existe una clasificación general de los diferentes tipos de colirios que se conforma de la siguiente manera:
-Colirios sin receta médica. Como su propio nombre indica, se pueden comprar por la persona directamente en la farmacia, sin necesidad de tener que acudir previamente a lo que es la consulta de su médico. Estos colirios, a su vez, se dividen en dos grupos: las lágrimas artificiales, que ayudan a hidratar los ojos, y los colirios para ojos enrojecidos, que persiguen acabar con esa irritación.
-Colirios con receta médica, que son los que requieren ser recetados por el doctor y son antibióticos. Dentro de este grupo existen los siguientes tipos: los bacteriostáticos, que evitan la propagación de las bacterias; los bactericidas, que ayudan a eliminar bacterias; y los combinados de antibióticos. Estos últimos lo que tienen como objetivo es conseguir la mayor eficacia posible del tratamiento que se esté llevando a cabo.
Para la elaboración de un colirio se utiliza un principio activo (una sustancia con propiedades farmacológicas) acompañado por agentes que regulan el pH y la tonicidad y que impiden la aparición de microbios. Estos componentes se combinan en un líquido que se conoce como vehículo o solución base. En ocasiones los colirios incluyen otros agentes adicionales, como humectantes o antioxidantes.
De acuerdo a su finalidad, es posible diferenciar entre los colirios humectantes, los colirios antiinflamatorios y los colirios antibióticos. También existen los colirios de diagnóstico, empleados por los oftalmólogos con el objetivo de visualizar el nervio óptico y la retina.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto tampoco la existencia de lo que se conoce como colirio ciclopléjico que se usan con distintos fines:
-Están los que tienen como misión el reducir o eliminar la inflamación de la córnea por culpa de algún tipo de bacteria o virus.
-También se encuentran los colirios que se encargan de dilatar las pupilas y que son usados en las consultas de los oftalmólogos.
-Asimismo, no hay que olvidarse de los que proceden a acabar con la irritación que puede sentir la zona del iris.
El glaucoma, la uveítis y la conjuntivitis son algunos de los trastornos que pueden tratarse con el uso de colirios. La utilidad del remedio dependerá del principio activo y de la composición del colirio en cuestión.
Es importante mencionar que, para garantizar la esterilidad del colirio, estos productos incluyen ciertas sustancias que impiden el desarrollo de microbios una vez que el envase es abierto. En los últimos años, de todos modos, comenzaron a presentarse en envases de una única dosis.